CAMBRIDGE – Mientras el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, prepara la política de su administración hacia China, debería tomar conciencia de dos trampas importantes que le ha tendido la historia. La "Trampa de Tucídides", que mencionó el presidente chino, Xi Jinping, se refiere a la advertencia del antiguo historiador griego de que si una potencia establecida (como Estados Unidos) empieza a temerle demasiado a una potencia emergente (como China) puede estallar una guerra cataclísmica. Pero Trump también tiene que preocuparse por la "Trampa de Kindleberger": una China que parece demasiado débil y no demasiado fuerte.
CAMBRIDGE – Mientras el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, prepara la política de su administración hacia China, debería tomar conciencia de dos trampas importantes que le ha tendido la historia. La "Trampa de Tucídides", que mencionó el presidente chino, Xi Jinping, se refiere a la advertencia del antiguo historiador griego de que si una potencia establecida (como Estados Unidos) empieza a temerle demasiado a una potencia emergente (como China) puede estallar una guerra cataclísmica. Pero Trump también tiene que preocuparse por la "Trampa de Kindleberger": una China que parece demasiado débil y no demasiado fuerte.