STANFORD – Para muchas de las economías mundiales, mercados financieros, jefes de gobierno y entidades encargadas de cumplir políticas de emisiones de gases de carbono, 2018 no acabó bien. Las huellas de la crisis financiera y la Gran Recesión global, junto con las tendencias de cambio estructural de largo plazo en los ámbitos económico, tecnológico, cultural y demográfico han dejado en muchos países a amplias franjas de la población con la sensación de ser marginadas en lo político, menospreciadas en lo cultural y/o perjudicadas en lo económico. Y sus líderes han quedado profundamente debilitados con su expresión de sus reclamos en las encuestas, en Internet y en las calles.
STANFORD – Para muchas de las economías mundiales, mercados financieros, jefes de gobierno y entidades encargadas de cumplir políticas de emisiones de gases de carbono, 2018 no acabó bien. Las huellas de la crisis financiera y la Gran Recesión global, junto con las tendencias de cambio estructural de largo plazo en los ámbitos económico, tecnológico, cultural y demográfico han dejado en muchos países a amplias franjas de la población con la sensación de ser marginadas en lo político, menospreciadas en lo cultural y/o perjudicadas en lo económico. Y sus líderes han quedado profundamente debilitados con su expresión de sus reclamos en las encuestas, en Internet y en las calles.