DAKAR – La manifestante sudanesa Alaa Salah se convirtió en un símbolo de la revolución de su país tras subirse encima de un coche, vestida de blanco, y cantarles a sus compañeros de protesta. Vanessa Nakate, activista ugandesa por la justicia climática, pasó de protestar a solas ante las puertas del parlamento nacional a exigir medidas concretas a los líderes mundiales en las Naciones Unidas. Y la activista senegalesa Oumou ha aprovechado las herramientas digitales para entablar conversaciones que desafían los tabús sobre salud íntima, sexualidad, anticoncepción y menstruación para chicas en situación de pobreza.
DAKAR – La manifestante sudanesa Alaa Salah se convirtió en un símbolo de la revolución de su país tras subirse encima de un coche, vestida de blanco, y cantarles a sus compañeros de protesta. Vanessa Nakate, activista ugandesa por la justicia climática, pasó de protestar a solas ante las puertas del parlamento nacional a exigir medidas concretas a los líderes mundiales en las Naciones Unidas. Y la activista senegalesa Oumou ha aprovechado las herramientas digitales para entablar conversaciones que desafían los tabús sobre salud íntima, sexualidad, anticoncepción y menstruación para chicas en situación de pobreza.