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Eliminar la energía nuclear en Alemania fue una decisión acertada

BERLÍN – Alemania cerró sus últimas tres centrales nucleares y completó el abandono paulatino de la energía nuclear. Como ministra responsable de la seguridad nuclear alemana, creo que fue una decisión excelente y, de hecho, visionaria. Hay muchas justificaciones importantes, pero cinco de ellas resultan particularmente convincentes.

En primer lugar, sin energía nuclear Alemania es más segura. No existen en el mundo centrales nucleares tan invulnerables como para que podamos descartar accidentes desastrosos, que pueden deberse a errores humanos (como en Chernóbil, en 1986) o a catástrofes naturales (como en Fukushima, Japón, en 2011); pueden ser causados por ataques terroristas, accidentes aéreos o sencillamente una debilidad que hayamos pasado por alto en nuestras estrategias de seguridad; o, en el peor de los casos, podrían deberse a un ataque militar, como los de Rusia a Ucrania.

Independientemente de la causa, un accidente en una central nuclear puede ser catastrófico y producir devastación a una escala superior a la de cualquier otro método de generación de energía, y no hay seguros que cubran esos riesgos, ni en Alemania ni en ningún otro sitio. El Ministerio de Ambiente, la máxima autoridad de seguridad nuclear del país, pasó décadas garantizando que las centrales cumplieran las normas más estrictas, pero sin importar cuán intensamente trabajemos, con la energía nuclear no hay garantías absolutas, por lo que su abandono es para mí un alivio.

El segundo motivo por el que el abandono del uso de la energía nuclear en Alemania es una buena noticia es que dejaremos de producir desechos nucleares radioactivos. La energía nuclear generó electricidad durante tres generaciones, pero su legado de desechos radioactivos será una carga para las próximas 30 000. Cómo se pudo haber clasificado como sostenible una tecnología con consecuencias tan duraderas es para mí un misterio.

De hecho, a pesar de que dejemos de usarla, la herencia de residuos implica que Alemania aún debe recorrer un largo camino para garantizar la seguridad nuclear. Actualmente no existen depósitos finales donde almacenar de manera segura las barras de combustible que se utilizan en el mundo. Encontrar el lugar donde construirlos es extremadamente difícil y costoso.

En tercer lugar, a pesar de lo que afirman sus defensores, la energía nuclear no es beneficiosa para el clima ni especialmente confiable. Aunque incida menos en la crisis climática que el carbón y el gas, claramente es perjudicial para el clima, especialmente porque hay que enfriar los reactores con grandes cantidades de agua. Esto genera una presión significativa sobre los ríos locales, ya afectados por el cambio climático. Francia tuvo que importar una cantidad considerable de energía de Alemania el año pasado debido a problemas técnicos en sus rectores y a la falta de agua suficiente para enfriarlos. En algunos casos, los ríos se recalentaron tanto que no era posible retirar agua para enfriar los reactores ni devolverla a ellos.

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A medida que aumente la temperatura y proliferen las sequías se intensificarán las restricciones para usar el agua de los ríos para enfriar los reactores nucleares. Necesitamos una generación de energía resiliente que no solo no contribuya al cambio climático sino que además pueda resistir los efectos inevitables de las mayores temperaturas. En este sentido, la energía nuclear no es apta para el futuro.

El cuarto punto que vale la pena destacar es que la energía nuclear no es barata, especialmente cuando se tienen en cuenta los costos de extraer uranio y gestionar los residuos, y de los seguros. En Estados Unidos se desconectaron de la red 12 centrales nucleares entre 2009 y 2021 porque no eran económicamente viables.

Los nuevos proyectos nucleares no valen la pena sin subsidios gubernamentales significativos. El proyecto Flamanville-3 en el norte de Francia lleva ya un atraso de 12 años y costará mucho más de EUR 10 000 millones (USD 11 000 millones) por encima de lo planeado. El costo de la energía nuclear también se está disparando en el Reino Unido y Finlandia. Y si Europa desea poner fin a su dependencia de la energía rusa, también tendrá que dejar de importar uranio y elementos para los combustibles nucleares.

El último de los motivos por los que el cierre de las centrales nucleares alemanas restantes es bienvenido es que simplemente no necesitamos energía nuclear... existen mejores alternativas. La generación de energía solar y eólica es ahora mucho más barata. Son además métodos más seguros, sostenibles y beneficiosos para el clima. Con las normas adecuadas, también son compatibles con la conservación de la naturaleza.

Esto explica por qué la participación de la energía nuclear en el consumo de energía primaria mundial viene cayendo desde el año 2000 (solo representó el 5 % en 2019). Por el contrario, el uso de energías renovables viene aumentando desde hace años. El costo de producción está disminuyendo y la capacidad instalada va en aumento, también en Alemania desde que el gobierno actual asumió sus funciones.

Reconociendo la importancia fundamental de la producción segura y asequible de energía, especialmente en un país cuya prosperidad también se basa en industrias intensivas en energía —desde la ingeniería mecánica hasta la fabricación de automóviles—, los responsables de las políticas alemanas están invirtiendo a gran escala en energías renovables. También estamos invirtiendo en hidrógeno verde, tecnologías de almacenamiento, eficiencia energética y ahorro de energía.

La expansión de la energía renovable indudablemente presenta un desafío y debemos admitir que aún no hemos avanzado tanto como quisiéramos. Al mismo tiempo, la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania nos obligó a regresar temporalmente al carbón y el gas natural licuado... pero no son argumentos convincentes para mantener, ni que hablar de ampliar, la energía nuclear.

Los sucesivos gobiernos alemanes, todos los partidos democráticos del país y hasta los operadores de las plantas de energía nuclear acordaron abandonar paulatinamente la energía nuclear, persuadidos por la misma lógica convincente que llevó a innumerables ciudadanos, granjeros, viticultores y alcaldes a solicitarlo durante décadas. Sería verdaderamente irresponsable dar la espalda a este amplio consenso social.

Traducción al español por Ant-Translation

https://prosyn.org/gqHpxGges