LONDRES – Durante su período como ministro de finanzas en los años sesenta, el expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing describió el hecho de que Estados Unidos sea el emisor de la moneda de reserva del mundo como un «privilegio exorbitante». Pero la misma expresión es aplicable a la posición de su país en la unión monetaria europea. A pesar de un déficit en constante aumento, Francia siempre ha podido endeudarse casi tan barato como la fiscalmente prudente Alemania. El mercado de bonos incluso ignoró la decisión de Standard and Poor’s, a fines del mes pasado, de rebajar la calificación de los títulos de deuda soberana de Francia, como si de algún modo fuera inmune a la disciplina crediticia habitual. Pero entonces intervino la política.
LONDRES – Durante su período como ministro de finanzas en los años sesenta, el expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing describió el hecho de que Estados Unidos sea el emisor de la moneda de reserva del mundo como un «privilegio exorbitante». Pero la misma expresión es aplicable a la posición de su país en la unión monetaria europea. A pesar de un déficit en constante aumento, Francia siempre ha podido endeudarse casi tan barato como la fiscalmente prudente Alemania. El mercado de bonos incluso ignoró la decisión de Standard and Poor’s, a fines del mes pasado, de rebajar la calificación de los títulos de deuda soberana de Francia, como si de algún modo fuera inmune a la disciplina crediticia habitual. Pero entonces intervino la política.