BERLÍN – En todo el mundo, los populistas de derecha socavan la democracia y el Estado de derecho. Pero a diferencia de muchos dictadores del siglo XX, los aspirantes a líderes autoritarios de hoy en día han tratado de preservar las fachadas de las instituciones que ellos mismos están destruyendo, lo que crea un dilema para los partidos de oposición. ¿Deberían seguir las reglas de un juego que está amañado en su contra, o deberían empezar a escribir sus propias reglas y arriesgarse a ser acusados de ser los verdaderos sepultureros de la democracia liberal?
BERLÍN – En todo el mundo, los populistas de derecha socavan la democracia y el Estado de derecho. Pero a diferencia de muchos dictadores del siglo XX, los aspirantes a líderes autoritarios de hoy en día han tratado de preservar las fachadas de las instituciones que ellos mismos están destruyendo, lo que crea un dilema para los partidos de oposición. ¿Deberían seguir las reglas de un juego que está amañado en su contra, o deberían empezar a escribir sus propias reglas y arriesgarse a ser acusados de ser los verdaderos sepultureros de la democracia liberal?