Hace treinta años el presidente de Estados Unidos (EU) declaró la "guerra contra el cáncer". Este año, 1500 hombres, mujeres y niños perdieron su batalla personal con el cáncer cada día, sólo en EU. ¿Cuándo terminará la guerra?
Me parece que para muchos tipos de cáncer la guerra terminará pronto. Gracias al conocimiento adquirido a través de la investigación básica, tenemos nuevas herramientas con las que podemos atacar al cáncer. Esas nuevas herramientas están permitiendo un diagnóstico más rápido y tratamientos más efectivos. Están produciendo nuevas drogas que actúan de acuerdo a cambios moleculares que son únicos de las células cancerígenas, haciendo posible predecir quién podría estar en riesgo de desarrollar cáncer debido a factores genéticos o ambientales. Esos avances salvarán muchas vidas.
El cáncer afecta a muchos órganos y tejidos del cuerpo. Aunque los tipos de cáncer difieren mucho en cuanto a su apariencia y a su comportamiento, tienen una causa común: el daño genético. Los genes son unidades de códigos químicos que especifican la estrutura y el funcionamiento de nuestros cuerpos. Todas las células de nuestro cuerpo tienen el mismo complemento de genes, la mitad de cada uno de nuestros padres. Lo que hace a un tipo de células distinto de otro es la combinación de genes que están activos en cada célula.
Los genes pueden ser dañados por factores ambientales, como la radiación o los químicos. También pueden ser dañados por los productos del metabolismo normal. Nuestro cuerpo cuenta con elaborados sistemas de reparación que mantienen la integridad de nuestros genes, incluso en presencia de agentes dañinos. Ocasionalmente, sin embargo, el daño no es reparado. Si ese daño sucede en los genes clave que controlan el crecimiento celular, puede desarrollarse cáncer. Los propios sistemas de reparación ayudan a protegernos contra el cáncer. Por ejemplo, un tipo de cáncer del colon se desarrolla con mayor frecuencia en individuos que tienen un defecto en el sistema que repara genes dañados.
El crecimiento celular es regulado por un balance entre genes que estimulan el crecimiento y genes que lo inhiben. Los que estimulan el crecimiento celular son llamados
oncogenes
; los que lo inhiben son llamados
genes supresores de tumores
. Cuando los oncogenes son activados, o los genes supresores de tumores desactivados, las células se pueden multiplicar sin control.
Los oncogenes pueden ser activados por mutación (cambios en la estructura genética) o por la amplificación
genética (la producción de muchas copias de un gene). Los genes supresores de tumores pueden ser desactivados por mutación o por pérdida espontánea durante la división
celular. La células cancerígenas son genéticamente inestables, es decir, tienen un número anormal de cromosomas, los elementos de la célula que contienen a los genes. La inestabilidad genómica contribuye a la pérdida de control del crecimiento al producir desequilibrios en la actividad de los genes.
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Tradicionalmente, el cáncer se ha diagnosticado por la apariencia característica que tienen las células cancerígenas al observarse en el microscopio. Los distintos tipos de cáncer son cada vez con más frecuencia identificados por sus patrones de actividad genética (su "firma molecular"). Nuevas técnicas, incluyendo los "chips genéticos", han hecho posible medir la actividad de miles de genes simultáneamente. Las firmas moleculares pueden utilizarse para clasificar los tipos de cáncer con mayor precisión, haciéndolos más fáciles de tratar. Por ejemplo, esas técnicas se han usado para identificar algunos tipos de linfomas (cáncer en la sangre) que responden bien a la quimioterapia. Hay técnicas similares que se han utilizado para identificar los genes involucrados en la metastasis de tumores.
Algunos cambios genéticos son comunes a muchos tipos de cáncer, mientras que otros cambios son específicos de tipos particulares de cáncer. Se han identificado docenas de oncogenes
y de genes supresores de tumores, definiendo así objetivos para el desarrollo de nuevas drogas contra el cáncer. Un notorio ejemplo reciente es una droga que actúa sobre un cambio molecular característico de las células afectadas por la leucemia mieloide crónica. La droga es una alternativa para el transplante de médula ósea, el único tratamiento previamente efectivo.
Se ha descubierto que las mutaciones en ciertos genes causan formas hereditarias de cáncer de seno y de ovario. Esto ha hecho posible identificar a las mujeres que podrían estar en alto riesgo porque han heredado esos genes de susceptibilidad. (Las formas hereditarias de cáncer de seno y de ovario son sólo una pequeña fracción del total.) La observación detallada y un rápido tratamiento, o la cirugía profiláctica, pueden reducir el riesgo de esas formas hereditarias de cáncer.
Los avances en las técnicas de imagen están haciendo posible detectar el cáncer más pronto, lo que puede ayudar a eliminar los tumores antes de que amenacen la vida. Las nuevas técnicas de imagen también están ayudando a guiar la cirugía, de forma que los tumores puedan ser removidos con mayor precisión.
Se están obteniendo más pistas a partir del mejor entendimiento acerca de cómo crecen los tumores. Estos necesitan de un gran abastecimiento de sangre, por lo que producen factores que inducen la formación de vasos sanguíneos (un proceso llamado angiogénesis). Hay nuevas drogas, diseñadas para inhibir la angiogénesis ocasionada por tumores, que han dado buenos resultados en las pruebas clínicas.
Se estima que entre 10% y 15% del cáncer alrededor del mundo se relaciona con infecciones virales. El cáncer de hígado, que está asociado con la hepatitis, y el cáncer cervical, asociado con la infección viral del papiloma humano, son ejemplos evidentes. Una vacuna contra el virus de la hepatitis B está probando ser efectiva en la reducción de la incidencia del cáncer de hígado. Las pruebas rápidas y específicas para identificar al papiloma virus humano están supliendo las tradicionales pruebas Papa Nicolao, ayudando así a identificar mujeres en riesgo de sufrir cáncer cervical.
Uno de los descubrimientos más intrigantes de la biología moderna es que la muerte celular está íntimamente relacionada con el crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, las células nerviosas se producen en exceso y algunas mueren para que se establezcan las conexiones apropiadas en el sistema nervioso. Las células contienen un "programa suicida" que es activado cuando son dañadas más allá de una posible reparación. De forma intrigante, las células cancerígenas responden anormalmente a las señales de muerte. Algunos de los genes involucrados con el programa suicida son los mismos genes que están alterados en las células cancerígenas. Una prometedora posibilidad para el tratamiento de cáncer, que ahora está siendo explorada, es la de activar el programa suicida de las células cancerígenas sin afectar las células normales.
Aunque no se puede predecir el futuro con seguridad, parece razonable esperar que la carga del cáncer sea reducida substancialmente en los próximos diez años a través de nuevos tratamientos. Para algunos tipos de cáncer, como los ya mencionados cáncer de hígado y la leucemia mieloide crónica, esto ya está sucediendo. Para otros tipos, la prevención ya está a la mano, pero la aplicación es problemática, como en el caso del cáncer de pulmón ocasionado por fumar cigarrillos. Es poco probable que la mayoría de los tipos de cáncer desaparezcan en el futuro cercano; más bien, serán diagnosticados de manera más precisa y tratados de forma más efectiva, incrementando así el número de personas que pueden ser curadas.
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At the end of a year of domestic and international upheaval, Project Syndicate commentators share their favorite books from the past 12 months. Covering a wide array of genres and disciplines, this year’s picks provide fresh perspectives on the defining challenges of our time and how to confront them.
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Hace treinta años el presidente de Estados Unidos (EU) declaró la "guerra contra el cáncer". Este año, 1500 hombres, mujeres y niños perdieron su batalla personal con el cáncer cada día, sólo en EU. ¿Cuándo terminará la guerra?
Me parece que para muchos tipos de cáncer la guerra terminará pronto. Gracias al conocimiento adquirido a través de la investigación básica, tenemos nuevas herramientas con las que podemos atacar al cáncer. Esas nuevas herramientas están permitiendo un diagnóstico más rápido y tratamientos más efectivos. Están produciendo nuevas drogas que actúan de acuerdo a cambios moleculares que son únicos de las células cancerígenas, haciendo posible predecir quién podría estar en riesgo de desarrollar cáncer debido a factores genéticos o ambientales. Esos avances salvarán muchas vidas.
El cáncer afecta a muchos órganos y tejidos del cuerpo. Aunque los tipos de cáncer difieren mucho en cuanto a su apariencia y a su comportamiento, tienen una causa común: el daño genético. Los genes son unidades de códigos químicos que especifican la estrutura y el funcionamiento de nuestros cuerpos. Todas las células de nuestro cuerpo tienen el mismo complemento de genes, la mitad de cada uno de nuestros padres. Lo que hace a un tipo de células distinto de otro es la combinación de genes que están activos en cada célula.
Los genes pueden ser dañados por factores ambientales, como la radiación o los químicos. También pueden ser dañados por los productos del metabolismo normal. Nuestro cuerpo cuenta con elaborados sistemas de reparación que mantienen la integridad de nuestros genes, incluso en presencia de agentes dañinos. Ocasionalmente, sin embargo, el daño no es reparado. Si ese daño sucede en los genes clave que controlan el crecimiento celular, puede desarrollarse cáncer. Los propios sistemas de reparación ayudan a protegernos contra el cáncer. Por ejemplo, un tipo de cáncer del colon se desarrolla con mayor frecuencia en individuos que tienen un defecto en el sistema que repara genes dañados.
El crecimiento celular es regulado por un balance entre genes que estimulan el crecimiento y genes que lo inhiben. Los que estimulan el crecimiento celular son llamados oncogenes ; los que lo inhiben son llamados genes supresores de tumores . Cuando los oncogenes son activados, o los genes supresores de tumores desactivados, las células se pueden multiplicar sin control.
Los oncogenes pueden ser activados por mutación (cambios en la estructura genética) o por la amplificación genética (la producción de muchas copias de un gene). Los genes supresores de tumores pueden ser desactivados por mutación o por pérdida espontánea durante la división celular. La células cancerígenas son genéticamente inestables, es decir, tienen un número anormal de cromosomas, los elementos de la célula que contienen a los genes. La inestabilidad genómica contribuye a la pérdida de control del crecimiento al producir desequilibrios en la actividad de los genes.
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Tradicionalmente, el cáncer se ha diagnosticado por la apariencia característica que tienen las células cancerígenas al observarse en el microscopio. Los distintos tipos de cáncer son cada vez con más frecuencia identificados por sus patrones de actividad genética (su "firma molecular"). Nuevas técnicas, incluyendo los "chips genéticos", han hecho posible medir la actividad de miles de genes simultáneamente. Las firmas moleculares pueden utilizarse para clasificar los tipos de cáncer con mayor precisión, haciéndolos más fáciles de tratar. Por ejemplo, esas técnicas se han usado para identificar algunos tipos de linfomas (cáncer en la sangre) que responden bien a la quimioterapia. Hay técnicas similares que se han utilizado para identificar los genes involucrados en la metastasis de tumores.
Algunos cambios genéticos son comunes a muchos tipos de cáncer, mientras que otros cambios son específicos de tipos particulares de cáncer. Se han identificado docenas de oncogenes y de genes supresores de tumores, definiendo así objetivos para el desarrollo de nuevas drogas contra el cáncer. Un notorio ejemplo reciente es una droga que actúa sobre un cambio molecular característico de las células afectadas por la leucemia mieloide crónica. La droga es una alternativa para el transplante de médula ósea, el único tratamiento previamente efectivo.
Se ha descubierto que las mutaciones en ciertos genes causan formas hereditarias de cáncer de seno y de ovario. Esto ha hecho posible identificar a las mujeres que podrían estar en alto riesgo porque han heredado esos genes de susceptibilidad. (Las formas hereditarias de cáncer de seno y de ovario son sólo una pequeña fracción del total.) La observación detallada y un rápido tratamiento, o la cirugía profiláctica, pueden reducir el riesgo de esas formas hereditarias de cáncer.
Los avances en las técnicas de imagen están haciendo posible detectar el cáncer más pronto, lo que puede ayudar a eliminar los tumores antes de que amenacen la vida. Las nuevas técnicas de imagen también están ayudando a guiar la cirugía, de forma que los tumores puedan ser removidos con mayor precisión.
Se están obteniendo más pistas a partir del mejor entendimiento acerca de cómo crecen los tumores. Estos necesitan de un gran abastecimiento de sangre, por lo que producen factores que inducen la formación de vasos sanguíneos (un proceso llamado angiogénesis). Hay nuevas drogas, diseñadas para inhibir la angiogénesis ocasionada por tumores, que han dado buenos resultados en las pruebas clínicas.
Se estima que entre 10% y 15% del cáncer alrededor del mundo se relaciona con infecciones virales. El cáncer de hígado, que está asociado con la hepatitis, y el cáncer cervical, asociado con la infección viral del papiloma humano, son ejemplos evidentes. Una vacuna contra el virus de la hepatitis B está probando ser efectiva en la reducción de la incidencia del cáncer de hígado. Las pruebas rápidas y específicas para identificar al papiloma virus humano están supliendo las tradicionales pruebas Papa Nicolao, ayudando así a identificar mujeres en riesgo de sufrir cáncer cervical.
Uno de los descubrimientos más intrigantes de la biología moderna es que la muerte celular está íntimamente relacionada con el crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, las células nerviosas se producen en exceso y algunas mueren para que se establezcan las conexiones apropiadas en el sistema nervioso. Las células contienen un "programa suicida" que es activado cuando son dañadas más allá de una posible reparación. De forma intrigante, las células cancerígenas responden anormalmente a las señales de muerte. Algunos de los genes involucrados con el programa suicida son los mismos genes que están alterados en las células cancerígenas. Una prometedora posibilidad para el tratamiento de cáncer, que ahora está siendo explorada, es la de activar el programa suicida de las células cancerígenas sin afectar las células normales.
Aunque no se puede predecir el futuro con seguridad, parece razonable esperar que la carga del cáncer sea reducida substancialmente en los próximos diez años a través de nuevos tratamientos. Para algunos tipos de cáncer, como los ya mencionados cáncer de hígado y la leucemia mieloide crónica, esto ya está sucediendo. Para otros tipos, la prevención ya está a la mano, pero la aplicación es problemática, como en el caso del cáncer de pulmón ocasionado por fumar cigarrillos. Es poco probable que la mayoría de los tipos de cáncer desaparezcan en el futuro cercano; más bien, serán diagnosticados de manera más precisa y tratados de forma más efectiva, incrementando así el número de personas que pueden ser curadas.