LOS ÁNGELES – En su discurso de aceptación del Nobel de 1982, el novelista colombiano Gabriel García Márquez condenó la insistencia de los occidentales en “medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos”. Es lo que, en cierto sentido, está haciendo la izquierda progresista occidental cuando, presa de una narrativa obsoleta sobre las revoluciones latinoamericanas, no se da cuenta de la devastación que traen aparejada.
LOS ÁNGELES – En su discurso de aceptación del Nobel de 1982, el novelista colombiano Gabriel García Márquez condenó la insistencia de los occidentales en “medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos”. Es lo que, en cierto sentido, está haciendo la izquierda progresista occidental cuando, presa de una narrativa obsoleta sobre las revoluciones latinoamericanas, no se da cuenta de la devastación que traen aparejada.