La moralidad de la amoralidad en política exterior

Cuando se trata de moralidad, a menudo se ve a los diplomáticos como a personas frías y calculadoras. Maquiavelo y Metternich son sinónimos de la búsqueda despiadada del logro de los intereses propios, rayando en la deshonestidad. Sir Henry Wootton, Embajador de la Reina Isabel para Venecia y Bohemia, señalaba que su profesión estaba formada por hombres honestos enviados al exterior para mentir por sus países. Pero existen buenas razones para la tradición amoral de la diplomacia; paradojalmente, esta tradición representa importantes valores morales.

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