El futuro (o futuros) de la aeronáutica civil

HAMPTON, VIRGINIA – La aeronáutica civil va camino a convertirse en una industria “madura”, con todos los inconvenientes que esto conlleva. Durante décadas, los avances tecnológicos han sido esencialmente graduales y la industria sigue basándose mayormente en la aeronave de transporte de larga distancia, con un componente emergente de avión pequeño y un legado de mercados y productos de aviación general. Pero se ha vuelto cada vez más evidente que la industria no puede sobrevivir de esta manera.

Los problemas que atormentan a la industria incluyen la contaminación de las emisiones, la creciente competencia (especialmente de la tecnología de las comunicaciones, que ha hecho que los viajes de negocios sean menos necesarios), las demoras y deficiencias del control de tráfico aéreo, las mayores restricciones de ruido, las cuestiones de seguridad y un entorno comercial altamente dependiente de los precios del combustible. Las soluciones para todos estos problemas probablemente requerirán una reinvención completa de la tecnología aeronáutica.

La mayor esperanza ha de encontrarse en las revoluciones biotecnológica, nanotecnológica, energética y cuántica en curso. La revolución de la tecnología de la información y las tecnologías “en masa” asociadas permiten la solución más destacada: un “espacio aéreo digital” que sea totalmente automático en términos de control de tráfico aéreo, navegación y operaciones de vehículos. La operación automática de las aeronaves ya se está volviendo moneda corriente –especialmente en el ejército-, pero mayores incrementos exigirán un espacio aéreo comparablemente automático.

Un espacio aéreo digital, a su vez, permitiría una revolución absoluta en términos de movilidad personal. Junto con las nuevas tecnologías que permiten un despegue y aterrizaje súper corto (superSTOL, su acrónimo en inglés), un espacio aéreo digital pondría a nuestro alcance vehículos aéreos personales seguros, silenciosos y costeables. El llamado HumVee volador (un vehículo rodado multipropósito de alta movilidad) crearía un sistema de transporte magnífico para aquellas zonas en las que no hay caminos interurbanos, y podría complementar –o tal vez suplantar- a los automóviles.

En www.roadabletimes.com se puede acceder a la variedad de máquinas que hoy están en estudio. El mercado mundial estimado para este tipo de vehículos ronda el billón de dólares, y su uso erosionaría la base de clientes domésticos de las aerolíneas, ya que permitiría “traslados diarios” de 300 kilómetros y evitaría los costos elevados que implica la construcción de caminos y puentes.

Sin embargo, a pesar del posible desarrollo de un sistema de transporte personal costeable, seguro, independiente de aeropuertos y que combine vuelo y manejo, todavía sería necesario reinventar el transporte de larga distancia, especialmente para los vuelos transoceánicos. Las máquinas actuales de este tipo son descendientes directos del Boeing 707 y, después de muchas décadas de mejoramiento evolutivo, este modelo de diseño simplemente no es apto para encarar los muchos problemas que se deben resolver.

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Existen varias alternativas, como el cuerpo del ala integrada y las alas arriostradas por montante, que ofrecen incrementos potenciales importantes en el rendimiento aerodinámico y mejoramientos en la fracción del peso estructural. Este tipo de mejoras en estos parámetros ofrecería márgenes de diseño para abordar la mayoría de los problemas actuales, con excepción de las emisiones.

La cuestión de las emisiones de agua se puede resolver mediante diseños que permitan que las aeronaves de larga distancia vuelen debajo de los 9.000 metros. Este tipo de diseños podrían ser posibles si se utilizara el control de circulación para una gran sustentación y se los podría usar en una altitud crucero para un buen andar. El resultante rendimiento de STOL (despegue y aterrizaje corto) también podría mejorar la productividad aeroportuaria.

Por otra parte, las emisiones de dióxido de carbono se pueden reducir simplemente utilizando biocombustibles, hechos de plantas cuyo “precio” de dióxido de carbono ya se pagó mediante el consumo del mismo gas de la atmósfera durante su crecimiento. Las reducciones de otros gases de tipo invernadero, como el óxido nítrico, se pueden lograr a través de un diseño de combustor inteligente.

Dada la cantidad y seriedad de los problemas que hoy afectan a la aeronáutica civil, el enfoque convencional de cambios evolutivos en los paradigmas actuales ya no es suficiente. Más bien, la industria deber reinventarse. Con el advenimiento de un espacio aéreo digital y con el respaldo de investigación apropiado, el éxito no sólo sería posible sino probable.

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