OSLO – El difunto Kofi Annan dijo una vez que el cambio climático es el "problema existencial de nuestro tiempo". Una ola de eventos climáticos extremos el verano pasado -desde incendios forestales en California y Suecia hasta inundaciones en India y sequías en Australia- muestran lo acertado que estaba. Y como también entendió Annan, enfrentar esta crisis no significa solo proteger la economía o el medio ambiente; también implica defender la justicia, preservar los derechos humanos y comprometerse con la solidaridad social.
Durante más de cuatro décadas, estos valores han motivado mi trabajo para avanzar en el desarrollo sostenible a nivel nacional e internacional. En la década de 1980, mientras ocupaba el cargo de primera ministra de Noruega, presidí la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, por invitación del entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar. El informe de 1987 de la Comisión, "Nuestro futuro común", se convirtió en un documento histórico que atrajo la atención de los presidentes, primeros ministros y ministros de finanzas de todo el mundo hacia el desarrollo sostenible. También estimuló la Conferencia de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, y continúa influyendo en las discusiones globales.
Hoy escribo como miembro de The Elders, un grupo de líderes independientes fundado por Nelson Mandela para trabajar por la paz, la justicia y los derechos humanos. La acción climática es integral para el progreso en todas estas áreas.
Sabemos qué es necesario hacer. Las emisiones de dióxido de carbono deben ser gravadas y reducidas. Deben eliminarse los subsidios a las industrias de combustibles fósiles. Y el apoyo financiero debe entregarse a los países menos desarrollados, que son más vulnerables a los efectos del cambio climático, a pesar de haber contribuido poco significativamente al problema.
¿Por qué no se están tomando estos pasos? Con algunas excepciones lamentables y conspicuas, los líderes mundiales reconocen la realidad del cambio climático. Ven el daño que los fenómenos meteorológicos extremos pueden infligir en hogares, infraestructuras y medios de vida, y escuchan las advertencias de los científicos del clima de que las condiciones tenderán a deteriorarse.
Pero una estrategia climática suficientemente audaz exige coraje y compromiso político por parte de los líderes. Además, tales estrategias deben actualizarse continuamente para reflejar las cambiantes realidades socioeconómicas -desde la globalización y la inteligencia artificial hasta una mayor conciencia de la discriminación por género y raza- a fin de asegurar el apoyo de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes.
Por supuesto, los ciudadanos comunes, una vez más, especialmente los jóvenes, también tienen la responsabilidad de ayudar a lograr una acción climática efectiva. Los desafíos que enfrenta el mundo pueden parecer abrumadores, pero el trabajo de sus ciudadanos es simple: comprometerse. Esto significa cambiar sus propios comportamientos, incluyendo votando en elecciones, exigiendo más acciones de los líderes, y dando un paso adelante para liderar ellos mismos.
En su ardiente estudio sobre la valentía y la cobardía humanas, "Un enemigo del pueblo", el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió: "Una comunidad es como un barco; todos deberían estar preparados para coger el timón”. Con nuestro barco global siendo arrojado por aguas tormentosas y peligrosas, cada uno de nosotros debe estar listo para mostrar el liderazgo de una manera apropiada y realista, ya sea dentro de nuestra comunidad o a nivel nacional o internacional.
Tenemos claro el camino que puede guiarnos hacia la seguridad. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, acordados por los 193 estados miembros de la ONU en 2015, cubren todos los elementos interconectados de la vida y el desarrollo humano, desde la salud, la educación y el medio ambiente hasta la paz, la justicia, la seguridad y la igualdad.
Por ejemplo, no puede haber desarrollo, sostenible o no, sin una población mundial saludable. Sin embargo, como mi compañero en The Elder, el ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y yo vimos de primera mano en un viaje reciente a la India, millones de personas en ese país se ven inmersas en la pobreza cada año debido a los costos de salud.
La buena noticia es que India también está demostrando que las reformas innovadoras a nivel estatal y nacional pueden mejorar el acceso. En particular, las clínicas Mohalla, del gobierno del estado de Delhi, fieles a su nombre (mohalla significa comunidad o vecindario en hindi), ofrecen un paquete básico de servicios esenciales de salud, que incluye medicamentos, diagnósticos y consultas sin cargo.
Muchos países de todo el mundo comparten el desafío de la salud que enfrenta India, incluidos los más ricos, como Estados Unidos. Abordarlo demandará no solo más innovación, sino también la aplicación de soluciones existentes como las Clínicas Mohalla, basadas en el reconocimiento de que la salud es un bien público y que los sistemas de atención de salud efectivos se basan en la solidaridad social, el mismo principio común en todos de los ODS.
El hecho es que cada jefe de estado, cada gobierno y cada ciudadano tiene la responsabilidad de garantizar que logremos los ODS. En ese sentido, los objetivos refutan la opinión de que la mejor manera de maximizar la prosperidad y la seguridad es poner en primer lugar el propio país y sus intereses, al mismo tiempo que lo aísla de sus vecinos.
Alcanzar los ODS -y, por lo tanto, enfrentar la crisis climática- requerirá enfrentar aquellos intereses políticos, comerciales y económicos que buscan mantener la desigualdad del orden actual. También exigirá que revisemos nuestros estilos de vida insostenibles y nuestros patrones de producción y consumo, mientras enfrentamos el problema del rápido crecimiento de la población. Todos tendremos que asumir nuestra responsabilidad.
Este año, personas en todo el mundo conmemoran el centenario del nacimiento de Mandela. Mandela, uno de los líderes más destacados y visionarios que el mundo haya visto, entendió que el desarrollo humano es un esfuerzo colectivo e integral. "Vencer la pobreza", declaró una vez, "no es una tarea de caridad, es un acto de justicia".
Honremos el legado de Mandela tomando medidas urgentes, cooperativas e integrales para lograr los ODS. Leguemos a nuestros hijos y nietos un mundo del que nos sintamos orgullosos.
OSLO – El difunto Kofi Annan dijo una vez que el cambio climático es el "problema existencial de nuestro tiempo". Una ola de eventos climáticos extremos el verano pasado -desde incendios forestales en California y Suecia hasta inundaciones en India y sequías en Australia- muestran lo acertado que estaba. Y como también entendió Annan, enfrentar esta crisis no significa solo proteger la economía o el medio ambiente; también implica defender la justicia, preservar los derechos humanos y comprometerse con la solidaridad social.
Durante más de cuatro décadas, estos valores han motivado mi trabajo para avanzar en el desarrollo sostenible a nivel nacional e internacional. En la década de 1980, mientras ocupaba el cargo de primera ministra de Noruega, presidí la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, por invitación del entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar. El informe de 1987 de la Comisión, "Nuestro futuro común", se convirtió en un documento histórico que atrajo la atención de los presidentes, primeros ministros y ministros de finanzas de todo el mundo hacia el desarrollo sostenible. También estimuló la Conferencia de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, y continúa influyendo en las discusiones globales.
Hoy escribo como miembro de The Elders, un grupo de líderes independientes fundado por Nelson Mandela para trabajar por la paz, la justicia y los derechos humanos. La acción climática es integral para el progreso en todas estas áreas.
Sabemos qué es necesario hacer. Las emisiones de dióxido de carbono deben ser gravadas y reducidas. Deben eliminarse los subsidios a las industrias de combustibles fósiles. Y el apoyo financiero debe entregarse a los países menos desarrollados, que son más vulnerables a los efectos del cambio climático, a pesar de haber contribuido poco significativamente al problema.
¿Por qué no se están tomando estos pasos? Con algunas excepciones lamentables y conspicuas, los líderes mundiales reconocen la realidad del cambio climático. Ven el daño que los fenómenos meteorológicos extremos pueden infligir en hogares, infraestructuras y medios de vida, y escuchan las advertencias de los científicos del clima de que las condiciones tenderán a deteriorarse.
Pero una estrategia climática suficientemente audaz exige coraje y compromiso político por parte de los líderes. Además, tales estrategias deben actualizarse continuamente para reflejar las cambiantes realidades socioeconómicas -desde la globalización y la inteligencia artificial hasta una mayor conciencia de la discriminación por género y raza- a fin de asegurar el apoyo de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes.
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Por supuesto, los ciudadanos comunes, una vez más, especialmente los jóvenes, también tienen la responsabilidad de ayudar a lograr una acción climática efectiva. Los desafíos que enfrenta el mundo pueden parecer abrumadores, pero el trabajo de sus ciudadanos es simple: comprometerse. Esto significa cambiar sus propios comportamientos, incluyendo votando en elecciones, exigiendo más acciones de los líderes, y dando un paso adelante para liderar ellos mismos.
En su ardiente estudio sobre la valentía y la cobardía humanas, "Un enemigo del pueblo", el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió: "Una comunidad es como un barco; todos deberían estar preparados para coger el timón”. Con nuestro barco global siendo arrojado por aguas tormentosas y peligrosas, cada uno de nosotros debe estar listo para mostrar el liderazgo de una manera apropiada y realista, ya sea dentro de nuestra comunidad o a nivel nacional o internacional.
Tenemos claro el camino que puede guiarnos hacia la seguridad. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, acordados por los 193 estados miembros de la ONU en 2015, cubren todos los elementos interconectados de la vida y el desarrollo humano, desde la salud, la educación y el medio ambiente hasta la paz, la justicia, la seguridad y la igualdad.
Por ejemplo, no puede haber desarrollo, sostenible o no, sin una población mundial saludable. Sin embargo, como mi compañero en The Elder, el ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y yo vimos de primera mano en un viaje reciente a la India, millones de personas en ese país se ven inmersas en la pobreza cada año debido a los costos de salud.
La buena noticia es que India también está demostrando que las reformas innovadoras a nivel estatal y nacional pueden mejorar el acceso. En particular, las clínicas Mohalla, del gobierno del estado de Delhi, fieles a su nombre (mohalla significa comunidad o vecindario en hindi), ofrecen un paquete básico de servicios esenciales de salud, que incluye medicamentos, diagnósticos y consultas sin cargo.
Muchos países de todo el mundo comparten el desafío de la salud que enfrenta India, incluidos los más ricos, como Estados Unidos. Abordarlo demandará no solo más innovación, sino también la aplicación de soluciones existentes como las Clínicas Mohalla, basadas en el reconocimiento de que la salud es un bien público y que los sistemas de atención de salud efectivos se basan en la solidaridad social, el mismo principio común en todos de los ODS.
El hecho es que cada jefe de estado, cada gobierno y cada ciudadano tiene la responsabilidad de garantizar que logremos los ODS. En ese sentido, los objetivos refutan la opinión de que la mejor manera de maximizar la prosperidad y la seguridad es poner en primer lugar el propio país y sus intereses, al mismo tiempo que lo aísla de sus vecinos.
Alcanzar los ODS -y, por lo tanto, enfrentar la crisis climática- requerirá enfrentar aquellos intereses políticos, comerciales y económicos que buscan mantener la desigualdad del orden actual. También exigirá que revisemos nuestros estilos de vida insostenibles y nuestros patrones de producción y consumo, mientras enfrentamos el problema del rápido crecimiento de la población. Todos tendremos que asumir nuestra responsabilidad.
Este año, personas en todo el mundo conmemoran el centenario del nacimiento de Mandela. Mandela, uno de los líderes más destacados y visionarios que el mundo haya visto, entendió que el desarrollo humano es un esfuerzo colectivo e integral. "Vencer la pobreza", declaró una vez, "no es una tarea de caridad, es un acto de justicia".
Honremos el legado de Mandela tomando medidas urgentes, cooperativas e integrales para lograr los ODS. Leguemos a nuestros hijos y nietos un mundo del que nos sintamos orgullosos.