LONDRES – Los períodos más aterradores de la historia han sido a menudo momentos interregnos – los períodos entre la muerte de un rey y la ascensión del siguiente. Desorden, guerra, e incluso enfermedades pueden inundar el vacío cuando, tal como escribió Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel, “lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”. La dislocación y el caos del año 2016 no rivalizan con la agitación del período entreguerras, época en la que Gramsci escribió esta frase; sin embargo y sin lugar a dudas, sí son los síntomas de un nuevo interregno.
LONDRES – Los períodos más aterradores de la historia han sido a menudo momentos interregnos – los períodos entre la muerte de un rey y la ascensión del siguiente. Desorden, guerra, e incluso enfermedades pueden inundar el vacío cuando, tal como escribió Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel, “lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”. La dislocación y el caos del año 2016 no rivalizan con la agitación del período entreguerras, época en la que Gramsci escribió esta frase; sin embargo y sin lugar a dudas, sí son los síntomas de un nuevo interregno.