CAMBRIDGE – En 1831, cuando Charles Darwin se embarcó en el Beagle para su viaje de exploración, que duró cinco años, los barcos navegaban con la ayuda de cronómetros, que mostraban la hora exacta en un lugar de referencia. Comparando esa hora con el mediodía según el tiempo solar local era posible determinar la longitud geográfica de la posición. Para mayor exactitud (puesto que el movimiento de las olas afectaba la medición del tiempo) cada nave tenía que llevar al menos tres cronómetros. El Beagle tenía 22.
CAMBRIDGE – En 1831, cuando Charles Darwin se embarcó en el Beagle para su viaje de exploración, que duró cinco años, los barcos navegaban con la ayuda de cronómetros, que mostraban la hora exacta en un lugar de referencia. Comparando esa hora con el mediodía según el tiempo solar local era posible determinar la longitud geográfica de la posición. Para mayor exactitud (puesto que el movimiento de las olas afectaba la medición del tiempo) cada nave tenía que llevar al menos tres cronómetros. El Beagle tenía 22.