NUEVA YORK/WASHINGTON, DC – Ninguna madre debería dar su propia vida para dar vida a otro ser. Por desgracia, la prevención de la mortalidad materna sigue siendo un desafío global persistente. El tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas compromete a los países a reducir su tasa de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos para 2030. Al ritmo actual, se prevé que el mundo estará muy lejos de alcanzar esta meta, lo que provocará más de un millón de muertes adicionales, en su inmensa mayoría evitables.
NUEVA YORK/WASHINGTON, DC – Ninguna madre debería dar su propia vida para dar vida a otro ser. Por desgracia, la prevención de la mortalidad materna sigue siendo un desafío global persistente. El tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas compromete a los países a reducir su tasa de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos para 2030. Al ritmo actual, se prevé que el mundo estará muy lejos de alcanzar esta meta, lo que provocará más de un millón de muertes adicionales, en su inmensa mayoría evitables.