LONDRES – En Basilea sigue el invierno y hace frío. Y el clima no es mucho más agradable dentro de la intimidante Torre del BPI (sede del Banco de Pagos Internacionales), donde equipos multilingües de economistas y reguladores se preocupan por el futuro, ahora que las tensiones transatlánticas que han dividido a la OTAN empiezan a sentirse en el mundo financiero.
LONDRES – En Basilea sigue el invierno y hace frío. Y el clima no es mucho más agradable dentro de la intimidante Torre del BPI (sede del Banco de Pagos Internacionales), donde equipos multilingües de economistas y reguladores se preocupan por el futuro, ahora que las tensiones transatlánticas que han dividido a la OTAN empiezan a sentirse en el mundo financiero.