Desde su fundación hace ochenta años, el Partido Comunista Chino (PCC) ha estado obsesionado con el color rojo, un símbolo de su identidad política. Como la "vanguardia de la clase proletaria", el PCC decía que su misión era eliminar la explotación capitalista. Esto es comprensible porque originalmente el PCC era una organización de soldados del ejército Rojo, pastores y trabajadores pobres. Después de apoderarse del poder de la nación en 1949, Mao advirtió continuamente que el Partido nunca debería "cambiar su color".
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