BERKELEY – ¿Qué política anunciará la Reserva Federal de Estados Unidos después de la reunión de dos días del Comité Federal de Mercado Abierto esta semana y qué política debería anunciar?
La primera pregunta es sencilla: existe una alta probabilidad -75%- de que la Fed siga su orientación de expectativas previa y aumente su meta para las tasas de interés nominales seguras de corto plazo que controla en 50 puntos básicos, de 0,75-1% a 1,25-1,5%. Al validar sus pronunciamientos previos, la Fed espera conducir la economía en la dirección deseada forjando expectativas de las futuras tasas de interés.
Como esta estrategia de “persuasión” es efectiva sólo si la orientación de expectativas de la Fed es confiable, construir y mantener esa confianza es un objetivo de políticas importante en sí mismo. La Fed debería desviarse de la orientación de expectativas previa sólo si existe una evidencia sustancial de que la economía va por mal camino. Actualmente no existe demasiada evidencia de este tipo. Las expectativas del mercado de bonos de la tendencia inflacionaria subyacente del índice de precios al consumidor de largo lazo sigue estando por debajo del 2,5% por año –que es inferior que en el período pre-2014, cuando ninguna persona racional tenía algún motivo para temer que la inflación del IPC pronto aumentaría por encima de su meta.
Sin duda, el mercado de bonos espera que la tasa de inflación de IPC anual esté alrededor del 3% en los próximos cinco años, antes de caer a su tendencia anual de 2,5% de más largo plazo. ¿Esa tasa más alta no justificaría medidas adicionales para ajustar la política monetaria más de lo que se esperaba previamente? No, porque la Fed no quiere simplemente alcanzar su meta de inflación sobre una base interanual. Más bien, su tarea principal es mantener la confianza en el anclaje del nivel de precios nominales de la economía. Mientras esté haciendo eso, tiene la libertad política de corto plazo de hacer cualquier otra cosa que sea necesaria para maximizar el empleo y el crecimiento.
Por el contrario, si la Fed se desviara de su propia orientación de expectativas aumentando las tasas de interés más rápido de lo planificado anteriormente, reduciría la confianza en su palabra, y también reduciría el empleo y el crecimiento en los sectores de la construcción, de las exportaciones y de aquellos que compiten con las importaciones. Un incremento de 0,75 puntos porcentuales conlleva costos palpables a cambio de un rédito mínimo, lo que implica que hay pocas probabilidades de que la Fed llegue tan lejos.
La pregunta sobre qué debería hacer la Fed es más difícil. Las expectativas de los mercados de bonos (después de contabilizar las primas de riesgo de duración) sugieren que la tasa de fondos federales promediará el 2,75% por año en los próximos dos años, antes de caer a 2,5% anual en los próximos diez años. En otras palabras, los mercados esperan que la Fed aumente su tasa de política a 3,5% en el próximo año, y luego adopte un camino a la baja quizá nuevamente al 2% -o hasta que suceda alguna otra cosa en la macroeconomía-. Esta trayectoria implica tres aumentos de la tasa de interés de 50 puntos básicos y cuatro incrementos de 25 puntos básicos en las próximas siete reuniones.
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El camino menos preferible es que la Fed regatee los aumentos de la tasa de interés de una manera tal que la gente sienta incertidumbre respecto de hasta dónde, en definitiva, tendrá que llegar. La opción mucho más atractiva sería pasar inmediatamente a una tasa de fondos federales más o menos neutral –optando por “más” si la demanda parece demasiado alta como para que la Fed mantenga la credibilidad del anclaje de inflación nominal en el largo plazo y por “menos” si piensa que la demanda es insosteniblemente baja.
La teoría de control óptimo dictamina que si la nariz de su embarcación no apunta adonde usted quiere ir –si su control no está en el nivel óptimo- debería virar la nariz lo más rápido posible hasta alcanzar una orientación donde ya no pueda decir si su próxima corrección de curso tendrá que ser a babor o a estribor.
Lo que esto significa para la política monetaria es que la Fed debería cambiar su meta todos los meses para que la gente no sepa si el próximo movimiento será hacia arriba o hacia abajo. Efectivamente, hay quienes argumentan que este principio de la teoría de control óptimo no se aplica a la política monetaria: la Fed necesita evitar las alteraciones en el mercado de dinero. Pero esas alteraciones son temidas precisamente porque la Fed nunca realiza movimientos más amplios.
Asimismo, la Fed debe llevar adelante la política monetaria con las herramientas y procedimientos que tiene. Si aumenta su tasa de política sólo 0-25 puntos básicos esta semana, aunque quiera que la tasa de fondos federales sea considerablemente más alta, se habrá desviado de su orientación de expectativas. No existe ningún argumento para hacer eso. Pero no ha preparado el terreno para un alza de la tasa superior a 50 puntos básicos.
Es una situación desafortunada. En términos ideales, el terreno habría estado preparado para un incremento de hasta 200 puntos básicos, porque eso es lo que haría falta para llevar la tasa de fondos federales a un nivel neutral óptimo. Pero, como eso no ha sucedido, y como casi nunca vale la pena desviarse de la orientación de expectativas, existe una posibilidad del 75% de que la Fed aumente su tasa de política en 50 puntos básicos en su próxima reunión –y una posibilidad del 25% de que llegue a 75 puntos básicos.
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At the end of a year of domestic and international upheaval, Project Syndicate commentators share their favorite books from the past 12 months. Covering a wide array of genres and disciplines, this year’s picks provide fresh perspectives on the defining challenges of our time and how to confront them.
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BERKELEY – ¿Qué política anunciará la Reserva Federal de Estados Unidos después de la reunión de dos días del Comité Federal de Mercado Abierto esta semana y qué política debería anunciar?
La primera pregunta es sencilla: existe una alta probabilidad -75%- de que la Fed siga su orientación de expectativas previa y aumente su meta para las tasas de interés nominales seguras de corto plazo que controla en 50 puntos básicos, de 0,75-1% a 1,25-1,5%. Al validar sus pronunciamientos previos, la Fed espera conducir la economía en la dirección deseada forjando expectativas de las futuras tasas de interés.
Como esta estrategia de “persuasión” es efectiva sólo si la orientación de expectativas de la Fed es confiable, construir y mantener esa confianza es un objetivo de políticas importante en sí mismo. La Fed debería desviarse de la orientación de expectativas previa sólo si existe una evidencia sustancial de que la economía va por mal camino. Actualmente no existe demasiada evidencia de este tipo. Las expectativas del mercado de bonos de la tendencia inflacionaria subyacente del índice de precios al consumidor de largo lazo sigue estando por debajo del 2,5% por año –que es inferior que en el período pre-2014, cuando ninguna persona racional tenía algún motivo para temer que la inflación del IPC pronto aumentaría por encima de su meta.
Sin duda, el mercado de bonos espera que la tasa de inflación de IPC anual esté alrededor del 3% en los próximos cinco años, antes de caer a su tendencia anual de 2,5% de más largo plazo. ¿Esa tasa más alta no justificaría medidas adicionales para ajustar la política monetaria más de lo que se esperaba previamente? No, porque la Fed no quiere simplemente alcanzar su meta de inflación sobre una base interanual. Más bien, su tarea principal es mantener la confianza en el anclaje del nivel de precios nominales de la economía. Mientras esté haciendo eso, tiene la libertad política de corto plazo de hacer cualquier otra cosa que sea necesaria para maximizar el empleo y el crecimiento.
Por el contrario, si la Fed se desviara de su propia orientación de expectativas aumentando las tasas de interés más rápido de lo planificado anteriormente, reduciría la confianza en su palabra, y también reduciría el empleo y el crecimiento en los sectores de la construcción, de las exportaciones y de aquellos que compiten con las importaciones. Un incremento de 0,75 puntos porcentuales conlleva costos palpables a cambio de un rédito mínimo, lo que implica que hay pocas probabilidades de que la Fed llegue tan lejos.
La pregunta sobre qué debería hacer la Fed es más difícil. Las expectativas de los mercados de bonos (después de contabilizar las primas de riesgo de duración) sugieren que la tasa de fondos federales promediará el 2,75% por año en los próximos dos años, antes de caer a 2,5% anual en los próximos diez años. En otras palabras, los mercados esperan que la Fed aumente su tasa de política a 3,5% en el próximo año, y luego adopte un camino a la baja quizá nuevamente al 2% -o hasta que suceda alguna otra cosa en la macroeconomía-. Esta trayectoria implica tres aumentos de la tasa de interés de 50 puntos básicos y cuatro incrementos de 25 puntos básicos en las próximas siete reuniones.
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Lo que esto significa para la política monetaria es que la Fed debería cambiar su meta todos los meses para que la gente no sepa si el próximo movimiento será hacia arriba o hacia abajo. Efectivamente, hay quienes argumentan que este principio de la teoría de control óptimo no se aplica a la política monetaria: la Fed necesita evitar las alteraciones en el mercado de dinero. Pero esas alteraciones son temidas precisamente porque la Fed nunca realiza movimientos más amplios.
Asimismo, la Fed debe llevar adelante la política monetaria con las herramientas y procedimientos que tiene. Si aumenta su tasa de política sólo 0-25 puntos básicos esta semana, aunque quiera que la tasa de fondos federales sea considerablemente más alta, se habrá desviado de su orientación de expectativas. No existe ningún argumento para hacer eso. Pero no ha preparado el terreno para un alza de la tasa superior a 50 puntos básicos.
Es una situación desafortunada. En términos ideales, el terreno habría estado preparado para un incremento de hasta 200 puntos básicos, porque eso es lo que haría falta para llevar la tasa de fondos federales a un nivel neutral óptimo. Pero, como eso no ha sucedido, y como casi nunca vale la pena desviarse de la orientación de expectativas, existe una posibilidad del 75% de que la Fed aumente su tasa de política en 50 puntos básicos en su próxima reunión –y una posibilidad del 25% de que llegue a 75 puntos básicos.