MENLO PARK, CALIFORNIA – Desde que las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 en Estados Unidos resaltaran la vulnerabilidad que tienen los canales digitales con respecto a los proveedores de “noticias falsas”, el debate sobre cómo contrarrestar la desinformación no ha desaparecido. Hemos recorrido un largo camino durante los ocho meses que han trascurrido desde que los ejecutivos de Facebook, Google y Twitter comparecieran ante el Congreso para responder preguntas sobre cómo las fuentes rusas explotaron sus plataformas para influir en las elecciones. Pero, si hay algo que la búsqueda de soluciones ha dejado en claro, esto es que no existe una solución mágica.
MENLO PARK, CALIFORNIA – Desde que las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 en Estados Unidos resaltaran la vulnerabilidad que tienen los canales digitales con respecto a los proveedores de “noticias falsas”, el debate sobre cómo contrarrestar la desinformación no ha desaparecido. Hemos recorrido un largo camino durante los ocho meses que han trascurrido desde que los ejecutivos de Facebook, Google y Twitter comparecieran ante el Congreso para responder preguntas sobre cómo las fuentes rusas explotaron sus plataformas para influir en las elecciones. Pero, si hay algo que la búsqueda de soluciones ha dejado en claro, esto es que no existe una solución mágica.