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Los líderes empresariales se comprometen con la recuperación económica no contaminante

LAUSANA – La crisis de la COVID-19 dista de haber terminado. Sin embargo, mientras la gente continúa transmitiendo el coronavirus sin piedad y la cantidad de muertes aumenta, la presión para regresar a la normalidad aumenta en algunas partes.

Resulta entonces apremiante aclarar qué entendemos por normalidad. Después de todo, la economía mundial se construyó sobre una base frágil, insostenible e inequitativa, que difícilmente podríamos llamar normal. Un sistema político, ecológico y socioeconómico que ya sufría una amenaza existencial por el cambio climático, ha sido derribado ahora por una némesis microscópica. ¿Es realmente ese tipo de sociedad el que queremos ver surgir de esta crisis?

Imaginemos, en cambio, que la crisis de la COVID-19 logre abrir el camino hacia un nuevo mundo. ¿Cómo sería? Por doquier hay comentarios y análisis que proponen cómo debiera ser el futuro, pero el llamado al cambio no lo hará realidad. Por eso la fundación Solar Impulse Foundation y sus socios corporativos se han comprometido para que nosotros mismos implementemos soluciones concretas.

Los socios de la fundación combinamos más de un millón de puestos de trabajo en todo el mundo y representamos una considerable porción de la economía mundial. Producimos de todo, desde equipos críticos para la atención sanitaria, productos básicos y de lujo, hasta materias primas. Gestionamos productos financieros, construimos nueva infraestructura y brindamos energía limpia. Nuestras actividades ayudan a que la gente se alimente y vista, esté abrigada, viaje y se dedique a conseguir lo que desea en la vida.

Como piezas clave para la economía y la industria, somos perfectamente conscientes de nuestro papel en la sociedad y haremos todo lo que podamos para construir un mejor mundo pospandemia: más limpio, más justo, más sostenible, más eficiente y más respetuoso de la diversidad y el clima. Aunque la crisis de la COVID-19 nos está golpeando tan duramente como al resto, mantenemos el compromiso para cumplir nuestras metas de reducción de emisiones y dar lugar a una economía circular, fomentando los alimentos sostenibles y asequibles, las energías renovables y los productos de comercio justo.

Haremos esto con tecnologías limpias, cuyo desarrollo viene apoyando la Solar Impulse Foundation desde hace ya varios años a través del 1000 Solutions Challenge (Desafío de las 1000 Soluciones). Independientemente del sector en que se trabaje —desde agua, energía e infraestructura hasta transporte, industria manufacturera y agricultura—, están surgiendo innovaciones para garantizar la sostenibilidad.

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Nuestro compromiso no es solo con el planeta, sino con la economía. Las tecnologías limpias actuales son cada vez mejores para los negocios, nos proporcionan energías renovables menos costosas y procesos industriales más eficientes, reducen los desechos y la contaminación, y optimizan el reciclado. Son activos tanto limpios como rentables, un motor clave para el crecimiento económico cualitativo, en vez de meramente cuantitativo.

Con las tecnologías limpias, podemos crear un sistema económico completamente nuevo en el cual se mejore el consumo, incluso si consumimos menos. Los intereses de los ambientalistas ya no irán en contra de los principales productores industriales, sino que todos estaremos centrados en los mismos objetivos: crear buenos puestos de trabajo, apoyar la asistencia social y mejorar la calidad de vida en el planeta.

En el caso de la crisis de la COVID-19, algunos comentaristas se alegraron por la detención de las actividades humanas, en la medida en que han reducido la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero esto no es motivo de celebración, millones de personas sufrirán el empeoramiento de la situación económica. La situación actual demuestra precisamente lo frágil que se ha tornado el modelo económico prevalente y aumenta la urgencia para crear un sistema en el que los intereses económicos vayan de la mano con los del planeta.

Algunas empresas han comenzado a usar las tecnologías necesarias para esto, pero su adopción debe ser más amplia, para que las tecnologías limpias sean la nueva normalidad a la cual pasemos una vez que haya concluido la amenaza de la pandemia.

Por eso llamamos a todos los gobiernos a implementar políticas ambientales ambiciosas, ofrecer estrategias claras y metas específicas por sectores que impulsarán las inversiones necesarias. Además, queremos que todos los marcos legales o legislativos eviten la distorsión de la competencia entre los participantes de los mercados que son parte de la solución y quienes continúan actuando como si no existiera una crisis ambiental en absoluto.

Aunque se trata de una terrible tragedia, la pandemia puede funcionar como oportunidad para reconstruir sobre una nueva base, más sostenible. La Solar Impulse Foundation y sus socios estamos comprometidos exactamente con eso, instamos a los gobiernos y al resto de la comunidad empresarial a unirse a esta propuesta.

Este comentario fue coescrito por los siguientes socios de la Solar Impulse Foundation. Bernard Arnault, presidente y director ejecutivo, LVMH; Pierre-Etienne Bindschedler, director ejecutivo, SOPREMA; Jean-Laurent Bonnafé, director y director ejecutivo, BNP Paribas; Jean-Pierre Clamadieu, presidente de la junta de directores, ENGIE; Ilham Kadri, director ejecutivo, presidente del comité ejecutivo, Solvay; Georges Kern, director ejecutivo, Breitling; Florent Menegaux, director ejecutivo, Michelin y presidente, Movin’On; Benoît Potier, presidente y director ejecutivo, Air Liquide; Anne Rigail, director ejecutivo, Air France; Mark Schneider, director ejecutivo, Nestlé; Markus Steilemann, director ejecutivo, Covestro; y Jean-Pascal Tricoire, presidente y director ejecutivo, Schneider Electric.

Traducción al español por www.Ant-Translation.com

https://prosyn.org/A4gP4W2es