NUEVA YORK – La elección general de este mes en el Reino Unido no sólo zanjó la cuestión del Brexit, sino que también despachó la visión de socialismo extremo de Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista. La derrota electoral de Corbyn es un alivio para los que rechazan el modelo económico venezolano: si se mueve, se regula; si todavía se mueve, se le cobran impuestos; y si después de eso todavía le queda un espasmo de vida, se lo nacionaliza. El RU se salvó de cinco años de una distracción muy costosa. No extraña que los mercados soltaran un suspiro de alivio después de la victoria aplastante de los conservadores.
NUEVA YORK – La elección general de este mes en el Reino Unido no sólo zanjó la cuestión del Brexit, sino que también despachó la visión de socialismo extremo de Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista. La derrota electoral de Corbyn es un alivio para los que rechazan el modelo económico venezolano: si se mueve, se regula; si todavía se mueve, se le cobran impuestos; y si después de eso todavía le queda un espasmo de vida, se lo nacionaliza. El RU se salvó de cinco años de una distracción muy costosa. No extraña que los mercados soltaran un suspiro de alivio después de la victoria aplastante de los conservadores.