TORONTO – En 2016 los estudiantes universitarios de Sudáfrica salieron a las calles como parte de un movimiento de protesta llamado Fees Must Fall contra el encarecimiento de las matrículas; una de sus demandas principales fue la “descolonización de las currículas”. Fue un momento trascendental de la historia sudafricana, en el que los jóvenes se alzaron en demanda de educación accesible y de calidad. Pero el debate por las matrículas y los programas de estudio soslayó una pregunta crucial: ¿cómo reformar la educación superior para dar a la juventud africana herramientas para impulsar la transformación económica del continente?
TORONTO – En 2016 los estudiantes universitarios de Sudáfrica salieron a las calles como parte de un movimiento de protesta llamado Fees Must Fall contra el encarecimiento de las matrículas; una de sus demandas principales fue la “descolonización de las currículas”. Fue un momento trascendental de la historia sudafricana, en el que los jóvenes se alzaron en demanda de educación accesible y de calidad. Pero el debate por las matrículas y los programas de estudio soslayó una pregunta crucial: ¿cómo reformar la educación superior para dar a la juventud africana herramientas para impulsar la transformación económica del continente?