CAMBRIDGE – La mayor esperanza para personas de todo el mundo es que 2021 sea un año de transformación para bien, con una veloz recuperación de las economías, empresas dispuestas a pasar a la ofensiva con modelos de negocios «redimensionados» y gobiernos que hablan de «recrear mejor». Pero existe el riesgo (que aún no se aprecia lo suficiente) de que las instancias de decisión terminen gastando buena parte del año (y una parte excesiva) en combatir los daños actuales del shock de la COVID‑19 y los que surjan después.
CAMBRIDGE – La mayor esperanza para personas de todo el mundo es que 2021 sea un año de transformación para bien, con una veloz recuperación de las economías, empresas dispuestas a pasar a la ofensiva con modelos de negocios «redimensionados» y gobiernos que hablan de «recrear mejor». Pero existe el riesgo (que aún no se aprecia lo suficiente) de que las instancias de decisión terminen gastando buena parte del año (y una parte excesiva) en combatir los daños actuales del shock de la COVID‑19 y los que surjan después.