TEL AVIV – En 1795, el filósofo alemán Immanuel Kant escribió que las formas de lograr la paz perpetua eran la diplomacia o una «guerra de exterminio» que aniquilara a todas las partes y solo dejara «el gran cementerio de la especie humana». Históricamente, la humanidad se ha inclinado por esta segunda opción, al menos hasta que los estragos de la guerra obligaron a los estados enfrentados a acordar un compromiso. E incluso entonces fue necesario un liderazgo audaz para poner fin al derramamiento de sangre.
TEL AVIV – En 1795, el filósofo alemán Immanuel Kant escribió que las formas de lograr la paz perpetua eran la diplomacia o una «guerra de exterminio» que aniquilara a todas las partes y solo dejara «el gran cementerio de la especie humana». Históricamente, la humanidad se ha inclinado por esta segunda opción, al menos hasta que los estragos de la guerra obligaron a los estados enfrentados a acordar un compromiso. E incluso entonces fue necesario un liderazgo audaz para poner fin al derramamiento de sangre.