WASHINGTON, DC – Antes de que Estados Unidos y el mundo terminen de asentarse en la nueva realidad basada en Donald Trump, imaginemos cómo hubiera podido ser la alternativa. Supongamos que el miércoles pasado nos hubiéramos despertado con la noticia de que la presidenta electa era Hillary Clinton. Y digamos que, en vez del ex primer ministro de Portugal, António Guterres, la elegida para suceder a Ban Ki-moon en la secretaría general de las Naciones Unidas hubiera sido la neozelandesa Helen Clark o la búlgara Kristalina Georgieva.
WASHINGTON, DC – Antes de que Estados Unidos y el mundo terminen de asentarse en la nueva realidad basada en Donald Trump, imaginemos cómo hubiera podido ser la alternativa. Supongamos que el miércoles pasado nos hubiéramos despertado con la noticia de que la presidenta electa era Hillary Clinton. Y digamos que, en vez del ex primer ministro de Portugal, António Guterres, la elegida para suceder a Ban Ki-moon en la secretaría general de las Naciones Unidas hubiera sido la neozelandesa Helen Clark o la búlgara Kristalina Georgieva.