LONDRES – El mes próximo, cuando los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de más de 180 países se congreguen en Washington, para las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, se enfrentarán a un orden económico global bajo una tensión cada vez mayor. Al no haber ofrecido la prosperidad económica inclusiva de la cual es capaz, ese orden es objeto de crecientes dudas -y desafíos en alza-. A menos que se corrija el curso, los riesgos de que el orden de hoy conduzca a un no-orden económico mundial no harán más que intensificarse.
LONDRES – El mes próximo, cuando los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de más de 180 países se congreguen en Washington, para las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, se enfrentarán a un orden económico global bajo una tensión cada vez mayor. Al no haber ofrecido la prosperidad económica inclusiva de la cual es capaz, ese orden es objeto de crecientes dudas -y desafíos en alza-. A menos que se corrija el curso, los riesgos de que el orden de hoy conduzca a un no-orden económico mundial no harán más que intensificarse.