MELBOURNE – La COVID-19 continúa generando efectos devastadores sobre la salud pública y sacude a la economía mundial con impactos estructurales. La pandemia ya mató a más de un millón de personas y el Fondo Monetario Internacional estima que el PBI mundial se reducirá el 4,4 % en 2020. Pero, aunque parezca extraño, la crisis actual podría ofrecer a los países en vías de desarrollo un camino hacia una mayor autodeterminación económica.
MELBOURNE – La COVID-19 continúa generando efectos devastadores sobre la salud pública y sacude a la economía mundial con impactos estructurales. La pandemia ya mató a más de un millón de personas y el Fondo Monetario Internacional estima que el PBI mundial se reducirá el 4,4 % en 2020. Pero, aunque parezca extraño, la crisis actual podría ofrecer a los países en vías de desarrollo un camino hacia una mayor autodeterminación económica.