CAMBRIDGE – Cuando sabemos que a algún amigo le ha sucedido una catástrofe, sentimos empatía y un poco de vértigo al mismo tiempo. Nos preguntamos si nos podría pasar lo mismo: ¿Es la catástrofe producto de alguna característica peculiar del amigo que por fortuna no compartimos? O ¿somos igualmente vulnerables? De serlo, ¿podemos evitar una suerte similar?
CAMBRIDGE – Cuando sabemos que a algún amigo le ha sucedido una catástrofe, sentimos empatía y un poco de vértigo al mismo tiempo. Nos preguntamos si nos podría pasar lo mismo: ¿Es la catástrofe producto de alguna característica peculiar del amigo que por fortuna no compartimos? O ¿somos igualmente vulnerables? De serlo, ¿podemos evitar una suerte similar?