KIEV – En la capital de Ucrania se mezclan signos de esperanza y anarquía. Pese al giro económico impresionante que experimentó el país, todavía está muy extendida la corrupción. El gobierno del presidente Petró Poroshenko estabilizó las finanzas públicas, pero no pudo poner coto al clientelismo.
KIEV – En la capital de Ucrania se mezclan signos de esperanza y anarquía. Pese al giro económico impresionante que experimentó el país, todavía está muy extendida la corrupción. El gobierno del presidente Petró Poroshenko estabilizó las finanzas públicas, pero no pudo poner coto al clientelismo.