ARLINGTON, VIRGINIA – La elección dejó a uno de los países más grandes del mundo profundamente dividido, y entregó la presidencia a un agitador militarista, que hostiga a las minorías y critica duramente a los medios, y que prometió aplastar a un establishment corrupto. No me refiero a la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos que llevó a Donald Trump al poder, sino a la elección de 2018 en Brasil, cuyo ganador (ahora apodado el Trump de los Trópicos) Jair Bolsonaro asumió formalmente el 1 de enero.
ARLINGTON, VIRGINIA – La elección dejó a uno de los países más grandes del mundo profundamente dividido, y entregó la presidencia a un agitador militarista, que hostiga a las minorías y critica duramente a los medios, y que prometió aplastar a un establishment corrupto. No me refiero a la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos que llevó a Donald Trump al poder, sino a la elección de 2018 en Brasil, cuyo ganador (ahora apodado el Trump de los Trópicos) Jair Bolsonaro asumió formalmente el 1 de enero.