MÚNICH – Se está dando un cambio, sutil pero importante, en las ideas de la dirigencia política respecto del comercio internacional, incluido el modo de resolver problemas de vieja data. El cambio deriva de una distinción clave entre el “qué” del comercio internacional (donde entre los países hay un consenso relativamente amplio) y el “cómo” (donde existen discrepancias que han tendido a debilitar relaciones importantes, como la transatlántica y la que hay entre China y los países avanzados del mundo). Esto deja cierto margen para el optimismo, mayor al que parecería indicar la sucesión de noticias sobre dañinas guerras comerciales, restricciones asfixiantes a las inversiones, conflictos tecnológicos y multiplicación de tensiones entre las grandes potencias.
MÚNICH – Se está dando un cambio, sutil pero importante, en las ideas de la dirigencia política respecto del comercio internacional, incluido el modo de resolver problemas de vieja data. El cambio deriva de una distinción clave entre el “qué” del comercio internacional (donde entre los países hay un consenso relativamente amplio) y el “cómo” (donde existen discrepancias que han tendido a debilitar relaciones importantes, como la transatlántica y la que hay entre China y los países avanzados del mundo). Esto deja cierto margen para el optimismo, mayor al que parecería indicar la sucesión de noticias sobre dañinas guerras comerciales, restricciones asfixiantes a las inversiones, conflictos tecnológicos y multiplicación de tensiones entre las grandes potencias.