LONDRES – En noviembre, hablé ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por primera vez en trece años. Me llamó la atención la diferencia de estado de ánimo que ahora impera en él. En septiembre de 2000, el mundo parecía muy diferente. Estábamos intentando organizar el nuevo orden de seguridad en el decenio posterior a la caída del Muro de Berlín. Naturalmente, había dificultades, pero la atmósfera no era sombría, era positiva incluso, pues debatíamos sobre la erradicación de la pobreza en el mundo en desarrollo.
LONDRES – En noviembre, hablé ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por primera vez en trece años. Me llamó la atención la diferencia de estado de ánimo que ahora impera en él. En septiembre de 2000, el mundo parecía muy diferente. Estábamos intentando organizar el nuevo orden de seguridad en el decenio posterior a la caída del Muro de Berlín. Naturalmente, había dificultades, pero la atmósfera no era sombría, era positiva incluso, pues debatíamos sobre la erradicación de la pobreza en el mundo en desarrollo.