LONDRES – La doctrina que dicta que se debe imprimir dolor en el presente con el fin de recibir un beneficio futuro tiene una larga historia, misma que se remonta a Adam Smith y su exaltación de la “parsimonia”. Esta doctrina es especialmente vociferante en “tiempos difíciles”. En el año 1930, el presidente estadounidense Herbert Hoover recibió el siguiente consejo de Andrew Mellon, su secretario del Tesoro: “Liquide a los trabajadores, liquide las acciones en la bolsa, liquide a los agricultores, liquide los bienes raíces. Esto purgará la podredumbre del sistema… Las personas... vivirán una vida más moral... y las personas emprendedoras recogerán la chatarra dejada por las personas menos competentes”.
LONDRES – La doctrina que dicta que se debe imprimir dolor en el presente con el fin de recibir un beneficio futuro tiene una larga historia, misma que se remonta a Adam Smith y su exaltación de la “parsimonia”. Esta doctrina es especialmente vociferante en “tiempos difíciles”. En el año 1930, el presidente estadounidense Herbert Hoover recibió el siguiente consejo de Andrew Mellon, su secretario del Tesoro: “Liquide a los trabajadores, liquide las acciones en la bolsa, liquide a los agricultores, liquide los bienes raíces. Esto purgará la podredumbre del sistema… Las personas... vivirán una vida más moral... y las personas emprendedoras recogerán la chatarra dejada por las personas menos competentes”.