La elección del militante y hasta ahora extraparlamentario grupo Hamas en los territorios palestinos nos recuerda lo que la democracia no puede lograr. En un Estado democrático más asentado nadie se asombra de que su propio bando no gane. La democracia consiste en la competencia entre partidos y, a no ser que constituyan una "gran coalición", no pueden ganar todos, pero, ¿y si los vencedores de una elección no tienen intención de respetar las normas que forman parte del proceso democrático?
La elección del militante y hasta ahora extraparlamentario grupo Hamas en los territorios palestinos nos recuerda lo que la democracia no puede lograr. En un Estado democrático más asentado nadie se asombra de que su propio bando no gane. La democracia consiste en la competencia entre partidos y, a no ser que constituyan una "gran coalición", no pueden ganar todos, pero, ¿y si los vencedores de una elección no tienen intención de respetar las normas que forman parte del proceso democrático?