Atenas – La integración europea entraña transferencias sucesivas de soberanía nacional a la Unión, pero, si bien los Estados miembros cumplen de buen grado las decisiones que suprimen las medidas protectoras –los derechos de importación, pongamos por caso–, vacilan a la hora de formular o hacer avanzar políticas que concederían a la Unión Europea poderes discrecionales para adoptar iniciativas. Ejemplos típicos de ello son la estancada Estrategia de Lisboa, la incompleta Unión Económica y Monetaria y ahora, a raíz de la maniobra de bloqueo del público irlandés, la incierta suerte del nuevo Tratado Constitucional de la UE (el “Tratado de Lisboa”).
Atenas – La integración europea entraña transferencias sucesivas de soberanía nacional a la Unión, pero, si bien los Estados miembros cumplen de buen grado las decisiones que suprimen las medidas protectoras –los derechos de importación, pongamos por caso–, vacilan a la hora de formular o hacer avanzar políticas que concederían a la Unión Europea poderes discrecionales para adoptar iniciativas. Ejemplos típicos de ello son la estancada Estrategia de Lisboa, la incompleta Unión Económica y Monetaria y ahora, a raíz de la maniobra de bloqueo del público irlandés, la incierta suerte del nuevo Tratado Constitucional de la UE (el “Tratado de Lisboa”).