SEÚL – Una vez más, la península de Corea está experimentando uno de sus periódicos accesos de extremismo, esta vez marcado por el suicidio el 22 de mayo del ex presidente Roh Moo-hyun y el segundo ensayo de un artefacto nuclear de Corea del Norte. El suicidio de Roh es un desastre para su familia y una vergüenza nacional, mientras que la explosión nuclear del dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-il, es algo así como un berrinche, pero que puede tener consecuencias espantosas para las dos Coreas y para el mundo.
SEÚL – Una vez más, la península de Corea está experimentando uno de sus periódicos accesos de extremismo, esta vez marcado por el suicidio el 22 de mayo del ex presidente Roh Moo-hyun y el segundo ensayo de un artefacto nuclear de Corea del Norte. El suicidio de Roh es un desastre para su familia y una vergüenza nacional, mientras que la explosión nuclear del dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-il, es algo así como un berrinche, pero que puede tener consecuencias espantosas para las dos Coreas y para el mundo.