MINNEAPOLIS – En 2015, con la aprobación oficial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, comenzó a correr el plazo para lograr una meta ambiciosa: la eliminación global del hambre en 2030. En ese momento, el objetivo parecía alcanzable; en los quince años anteriores, la cantidad de personas malnutridas en el planeta se había reducido a la mitad, un logro asombroso atribuido en gran medida a la inversión internacional en infraestructura agrícola y económica.
MINNEAPOLIS – En 2015, con la aprobación oficial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, comenzó a correr el plazo para lograr una meta ambiciosa: la eliminación global del hambre en 2030. En ese momento, el objetivo parecía alcanzable; en los quince años anteriores, la cantidad de personas malnutridas en el planeta se había reducido a la mitad, un logro asombroso atribuido en gran medida a la inversión internacional en infraestructura agrícola y económica.