CHICAGO – Es evidente que la última jugada política del presidente surcoreano Yoon Suk‑yeol no salió como esperaba. Asediado por escándalos, el 3 de diciembre declaró precipitadamente la ley marcial, pero tuvo que dar marcha atrás en cuestión de horas ante la protesta popular y la oposición legislativa. Ahora enfrenta una moción de destitución presentada por el opositor Partido Demócrata, que ha condenado su «conducta insurgente».
CHICAGO – Es evidente que la última jugada política del presidente surcoreano Yoon Suk‑yeol no salió como esperaba. Asediado por escándalos, el 3 de diciembre declaró precipitadamente la ley marcial, pero tuvo que dar marcha atrás en cuestión de horas ante la protesta popular y la oposición legislativa. Ahora enfrenta una moción de destitución presentada por el opositor Partido Demócrata, que ha condenado su «conducta insurgente».