La batalla naval de la semana pasada entre buques de guerra de Corea del Norte y del Sur hundió más que una fragata sudcoreana. Probablemente hundió también la política "Sunshine" de reacercamiento con Corea del Norte que alguna vez pareció ser el logro mayúsculo de la presidencia de Kim Dae Jung en Corea del Sur.
Han pasado dos años desde que Kim Dae Jung y el Secretario General de Corea del Norte, Kim Jong Il, se reunieron en Pyongyang, la empobrecida capital de Corea del Norte. Desde entonces, Kim Jong Il no ha logrado realizar su prometida visita a Seúl. Esa falla sugiere que la hostilidad fundamental de Corea del Norte para con el Sur continúa sin sesgo.
¿Por qué? Podemos sólo especular que el ejército de Corea del Norte se resiste a cualquier cambio real porque la sobrevivencia del régimen depende de su política "ejército primero". En tanto que el ejército de Corea del Norte siga siendo el guardián del régimen al abogar por esa doctrina, será imposible que Kim Jong Il cambie las políticas doméstica y externa dominantes de su país.
En el Sur se discuten muchas explicaciones para el comportamiento agresivo del Norte. Quizá Corea del Norte quería trastornar la Copa del Mundo que Corea del Sur coorganizó con Japón y en la cual la selección nacional de Corea del Sur había logrado un impresionante éxito. Es más plausible la idea de que el Norte quisiera dar un mensaje: no quiere ser ignorado por el Sur, Estados Unidos (EEUU), China o cualquier otro partido relacionado. Cualesquiera sean sus motivaciones, una cosa está clara: Corea del Norte no ayudará a que el presidente Kim mantenga a la política "Sunshine" como el legado principal de su gobierno después de que deje el ejecutivo en febrero de 2003.
Las relaciones de Corea del Norte con EEUU también se encuentran en el nivel más bajo alcanzado. Justo antes de que iniciara la escaramuza naval, la administración de Bush envió al Secretario de Estado Asistente, James Kelly, a Pyongyang a probar a Corea del Norte en cuanto a la proliferación de armas nucleares y las fuerzas convencionales. Nada resultó de esa visita. Así que la tendencia es preocupante. En febrero, el presidente Bush incluyó a Corea del Norte como miembro del "eje del mal" y en marzo el Pentágono señaló a Corea del Norte como un posible objetivo de ataque nuclear preferente si invadiese a Corea del Sur.
En abril la administración de Bush se rehusó a certificar que Corea del Norte se esté ateniendo al acuerdo de 1994 para congelar su programa de armas nucleares. Ahora EEUU está pidiendo que Corea del Norte acepte una inspección de sus instalaciones nucleares por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica. EEUU quiere descubrir si el Norte está escondiendo materiales para armas nucleares antes de que los trabajadores sudcoreanos empiecen a crear los cimientos de los dos reactores nucleares de agua ligera prometidos en ese acuerdo de 1994. Corea del Norte también tiene que declarar pronto si continuará o no con su actual moratoria para las pruebas de misiles balísticos a inicios de 2003.
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A diferencia de la administración de Clinton, la cual consideraba el enfrentamiento con Corea del Norte como una meta en sí misma, la administración de Bush está enfocada en prevenir la venta de misiles norcoreanos a los regímenes "agresores" ( rogue ) como Irán, en asegurar el cumplimiento verificado de las obligaciones internacionales acerca de las salvaguardas nucleares y en reducir las fuerzas militares convencionales que se encuentran en la frontera con Corea del Sur. Entonces, EEUU está comprometido con lo que puede sólo llamarse un "enfrentamiento condicional" con el Norte como parte de su campaña global contra el terrorismo internacional y las armas de destrucción masiva.
La política "Sunshine" se encuentra a la defensiva en la política local sudcoreana, también. La persistente forma unilateral en la que el presidente Kim y sus asociados persiguieron su apertura hacia el Norte causó enormes divisiones en cuanto a un tema acerca del cual la nación estaba generalmente muy unida. Los opositores de la política del Sr. Kim señalan que el Sur sigue haciendo concesiones sin ganar nada a cambio del Norte.
En efecto, el mes pasado, durante la campaña del gobierno local, el Sr. Lee Hoi-Chang, el candidato a la presidencia del opositor Gran Partido Nacional, enfatizó en repetidas ocasiones en el principio de reciprocidad y se comprometió a abrogar el acuerdo de la cumbre "Kim-Kim" si el gobierno de Kim Jong Il continuaba insistiendo en que el Sur aceptara los términos del Norte para la construcción constitucional de una Korea reunificada. Los opositores del presidente Kim Dae Jung se regocijaron con una victoria aplastante que sugiere la falta de popularidad de las políticas de Jung.
Poco puede dudarse que la confronación naval en la que cuatro marineros sudcoreanos murieron dañará más la credibilidad del presidente Kim en cuanto a su política para con el Norte. El mismo presidente Kim demandó una disculpa, pero el Norte sólo acusó a Corea del Sur de iniciar una provocación armada en su contra. A menos de que el Norte revierta su posición, los esfuerzos del presidente Kim por apegarse a la política "Sunshine" se verán crecientemente débiles a los ojos del público de Corea del Sur. Tal percepción hará difícil que su sucesor, sea quien sea, revitalice la política "Sunshine" incluso si ese fuese su deseo.
A pesar de su aparentemente lenta muerte, la política "Sunshine" sí generó beneficios. Primordialmente, hizo que Corea del Norte se abriera hacia Corea del Sur y el mundo. Como resultado, Corea del Norte ha empezado a ingresar al sistema internacional y su dependencia de Corea del Sur, EEUU, China y otros donadores se ha profundizado. Pero también es verdad que esa apertura no logró cambiar el comportamiento fundamental de Corea del Norte de ninguna manera.
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South Korea's latest political crisis is further evidence that the 1987 constitution has outlived its usefulness. To facilitate better governance and bolster policy stability, the country must establish a new political framework that includes stronger checks on the president and fosters genuine power-sharing.
argues that breaking the cycle of political crises will require some fundamental reforms.
Among the major issues that will dominate attention in the next 12 months are the future of multilateralism, the ongoing wars in Ukraine and the Middle East, and the threats to global stability posed by geopolitical rivalries and Donald Trump’s second presidency. Advances in artificial intelligence, if regulated effectively, offer a glimmer of hope.
asked PS contributors to identify the national and global trends to look out for in the coming year.
La batalla naval de la semana pasada entre buques de guerra de Corea del Norte y del Sur hundió más que una fragata sudcoreana. Probablemente hundió también la política "Sunshine" de reacercamiento con Corea del Norte que alguna vez pareció ser el logro mayúsculo de la presidencia de Kim Dae Jung en Corea del Sur.
Han pasado dos años desde que Kim Dae Jung y el Secretario General de Corea del Norte, Kim Jong Il, se reunieron en Pyongyang, la empobrecida capital de Corea del Norte. Desde entonces, Kim Jong Il no ha logrado realizar su prometida visita a Seúl. Esa falla sugiere que la hostilidad fundamental de Corea del Norte para con el Sur continúa sin sesgo.
¿Por qué? Podemos sólo especular que el ejército de Corea del Norte se resiste a cualquier cambio real porque la sobrevivencia del régimen depende de su política "ejército primero". En tanto que el ejército de Corea del Norte siga siendo el guardián del régimen al abogar por esa doctrina, será imposible que Kim Jong Il cambie las políticas doméstica y externa dominantes de su país.
En el Sur se discuten muchas explicaciones para el comportamiento agresivo del Norte. Quizá Corea del Norte quería trastornar la Copa del Mundo que Corea del Sur coorganizó con Japón y en la cual la selección nacional de Corea del Sur había logrado un impresionante éxito. Es más plausible la idea de que el Norte quisiera dar un mensaje: no quiere ser ignorado por el Sur, Estados Unidos (EEUU), China o cualquier otro partido relacionado. Cualesquiera sean sus motivaciones, una cosa está clara: Corea del Norte no ayudará a que el presidente Kim mantenga a la política "Sunshine" como el legado principal de su gobierno después de que deje el ejecutivo en febrero de 2003.
Las relaciones de Corea del Norte con EEUU también se encuentran en el nivel más bajo alcanzado. Justo antes de que iniciara la escaramuza naval, la administración de Bush envió al Secretario de Estado Asistente, James Kelly, a Pyongyang a probar a Corea del Norte en cuanto a la proliferación de armas nucleares y las fuerzas convencionales. Nada resultó de esa visita. Así que la tendencia es preocupante. En febrero, el presidente Bush incluyó a Corea del Norte como miembro del "eje del mal" y en marzo el Pentágono señaló a Corea del Norte como un posible objetivo de ataque nuclear preferente si invadiese a Corea del Sur.
En abril la administración de Bush se rehusó a certificar que Corea del Norte se esté ateniendo al acuerdo de 1994 para congelar su programa de armas nucleares. Ahora EEUU está pidiendo que Corea del Norte acepte una inspección de sus instalaciones nucleares por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica. EEUU quiere descubrir si el Norte está escondiendo materiales para armas nucleares antes de que los trabajadores sudcoreanos empiecen a crear los cimientos de los dos reactores nucleares de agua ligera prometidos en ese acuerdo de 1994. Corea del Norte también tiene que declarar pronto si continuará o no con su actual moratoria para las pruebas de misiles balísticos a inicios de 2003.
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A diferencia de la administración de Clinton, la cual consideraba el enfrentamiento con Corea del Norte como una meta en sí misma, la administración de Bush está enfocada en prevenir la venta de misiles norcoreanos a los regímenes "agresores" ( rogue ) como Irán, en asegurar el cumplimiento verificado de las obligaciones internacionales acerca de las salvaguardas nucleares y en reducir las fuerzas militares convencionales que se encuentran en la frontera con Corea del Sur. Entonces, EEUU está comprometido con lo que puede sólo llamarse un "enfrentamiento condicional" con el Norte como parte de su campaña global contra el terrorismo internacional y las armas de destrucción masiva.
La política "Sunshine" se encuentra a la defensiva en la política local sudcoreana, también. La persistente forma unilateral en la que el presidente Kim y sus asociados persiguieron su apertura hacia el Norte causó enormes divisiones en cuanto a un tema acerca del cual la nación estaba generalmente muy unida. Los opositores de la política del Sr. Kim señalan que el Sur sigue haciendo concesiones sin ganar nada a cambio del Norte.
En efecto, el mes pasado, durante la campaña del gobierno local, el Sr. Lee Hoi-Chang, el candidato a la presidencia del opositor Gran Partido Nacional, enfatizó en repetidas ocasiones en el principio de reciprocidad y se comprometió a abrogar el acuerdo de la cumbre "Kim-Kim" si el gobierno de Kim Jong Il continuaba insistiendo en que el Sur aceptara los términos del Norte para la construcción constitucional de una Korea reunificada. Los opositores del presidente Kim Dae Jung se regocijaron con una victoria aplastante que sugiere la falta de popularidad de las políticas de Jung.
Poco puede dudarse que la confronación naval en la que cuatro marineros sudcoreanos murieron dañará más la credibilidad del presidente Kim en cuanto a su política para con el Norte. El mismo presidente Kim demandó una disculpa, pero el Norte sólo acusó a Corea del Sur de iniciar una provocación armada en su contra. A menos de que el Norte revierta su posición, los esfuerzos del presidente Kim por apegarse a la política "Sunshine" se verán crecientemente débiles a los ojos del público de Corea del Sur. Tal percepción hará difícil que su sucesor, sea quien sea, revitalice la política "Sunshine" incluso si ese fuese su deseo.
A pesar de su aparentemente lenta muerte, la política "Sunshine" sí generó beneficios. Primordialmente, hizo que Corea del Norte se abriera hacia Corea del Sur y el mundo. Como resultado, Corea del Norte ha empezado a ingresar al sistema internacional y su dependencia de Corea del Sur, EEUU, China y otros donadores se ha profundizado. Pero también es verdad que esa apertura no logró cambiar el comportamiento fundamental de Corea del Norte de ninguna manera.