SHANGHÁI – La dura decisión de confinar Shanghái, la mayor ciudad de China, impactó al mundo. Tras seis semanas, y a pesar de una marcada reducción de las infecciones, su confinamiento ha impuesto enormes costes a la ciudad y sus residentes. Considerando que la variante ómicron tiene una baja tasa de mortalidad entre los vacunados y que gran parte del resto del planeta se ha convencido de cambiar sus estrategias desde los confinamientos a restricciones a los movimientos e inmunización masiva, los críticos se preguntan las razones de que la política de cero COVID de China haya llegado para quedarse.
SHANGHÁI – La dura decisión de confinar Shanghái, la mayor ciudad de China, impactó al mundo. Tras seis semanas, y a pesar de una marcada reducción de las infecciones, su confinamiento ha impuesto enormes costes a la ciudad y sus residentes. Considerando que la variante ómicron tiene una baja tasa de mortalidad entre los vacunados y que gran parte del resto del planeta se ha convencido de cambiar sus estrategias desde los confinamientos a restricciones a los movimientos e inmunización masiva, los críticos se preguntan las razones de que la política de cero COVID de China haya llegado para quedarse.