NUEVA YORK– Cuando era un estudiante de secundaria, lleno de expectativas en mi nativa Sri Lanka, estaba impaciente por recibir mi primera clase de educación sexual. Yo y mis compañeros estábamos en la pubertad temprana, y teníamos tanta curiosidad como desinformación sobre todo lo relacionado con el sexo y la sexualidad. Sin embargo, en lugar de recibir respuestas fiables a nuestras urgentes preguntas sobre nuestros cuerpos, relaciones y sexualidad, simplemente nos dieron un libro y se nos dijo que leyéramos un capítulo en específico, para luego decirnos que nos aclaráramos por nuestra cuenta. Millones de jóvenes en todo el mundo tienen experiencias similares, a menudo con graves consecuencias.
NUEVA YORK– Cuando era un estudiante de secundaria, lleno de expectativas en mi nativa Sri Lanka, estaba impaciente por recibir mi primera clase de educación sexual. Yo y mis compañeros estábamos en la pubertad temprana, y teníamos tanta curiosidad como desinformación sobre todo lo relacionado con el sexo y la sexualidad. Sin embargo, en lugar de recibir respuestas fiables a nuestras urgentes preguntas sobre nuestros cuerpos, relaciones y sexualidad, simplemente nos dieron un libro y se nos dijo que leyéramos un capítulo en específico, para luego decirnos que nos aclaráramos por nuestra cuenta. Millones de jóvenes en todo el mundo tienen experiencias similares, a menudo con graves consecuencias.