NUEVA DELHI – “Lo que se mide, se hace”. Es una máxima conocida y algo gastada, que se atribuye a diferentes autores. como el gurú de la gestión Peter Drucker o el físico Lord Kelvin. Independientemente de quién la enunció primero, apunta a algo crucial: si no hay datos que ilustren un problema o desequilibrio, es difícil que se lo considere, por no hablar de convertirse en prioridad, por aquellos que están en posición de abordarlo. Y es difícil que las soluciones, si se intentan, estén bien dirigidas o sean eficaces. Ciertamente ese es el caso de la igualdad de género.
NUEVA DELHI – “Lo que se mide, se hace”. Es una máxima conocida y algo gastada, que se atribuye a diferentes autores. como el gurú de la gestión Peter Drucker o el físico Lord Kelvin. Independientemente de quién la enunció primero, apunta a algo crucial: si no hay datos que ilustren un problema o desequilibrio, es difícil que se lo considere, por no hablar de convertirse en prioridad, por aquellos que están en posición de abordarlo. Y es difícil que las soluciones, si se intentan, estén bien dirigidas o sean eficaces. Ciertamente ese es el caso de la igualdad de género.