Cuando Gazprom, el monopolio de gas natural de Rusia, suspendió el abastecimiento a Ucrania y Georgia en enero de 2006, la maniobra fue ampliamente percibida como una clara advertencia de la voluntad del Kremlin para utilizar sus recursos energéticos como medio de influencia política sobre Europa. Un año después, Rusia resaltó la importancia de ese acto al cortar el suministro de petróleo a Bielorrusia durante tres días, lo que tuvo repercusiones en los envíos hacia Europa Occidental.
Cuando Gazprom, el monopolio de gas natural de Rusia, suspendió el abastecimiento a Ucrania y Georgia en enero de 2006, la maniobra fue ampliamente percibida como una clara advertencia de la voluntad del Kremlin para utilizar sus recursos energéticos como medio de influencia política sobre Europa. Un año después, Rusia resaltó la importancia de ese acto al cortar el suministro de petróleo a Bielorrusia durante tres días, lo que tuvo repercusiones en los envíos hacia Europa Occidental.