MOSCÚ – Tras más de dos años de contracción económica, Rusia parece haber alcanzado alguna semblanza de estabilidad. Aunque se espera que el crecimiento económico llegue a apenas un 1% en 2017, da la impresión de que ha desaparecido el temor a la desestabilización, tan presente después de la invasión a Crimea de 2014, que generó dañinas sanciones por parte de Occidente. La combinación de optimismo en asuntos exteriores, comodidades inmediatas y represión interna parece ser un potente elixir.
MOSCÚ – Tras más de dos años de contracción económica, Rusia parece haber alcanzado alguna semblanza de estabilidad. Aunque se espera que el crecimiento económico llegue a apenas un 1% en 2017, da la impresión de que ha desaparecido el temor a la desestabilización, tan presente después de la invasión a Crimea de 2014, que generó dañinas sanciones por parte de Occidente. La combinación de optimismo en asuntos exteriores, comodidades inmediatas y represión interna parece ser un potente elixir.