WASHINGTON, DC – El ascenso de movimientos políticos antiglobalización y la amenaza del proteccionismo comercial han llevado a algunos a preguntarse si la economía mundial no necesita una base multilateral más sólida que permita reducir el riesgo de fragmentación. No hay que olvidar que el esquema actual (hoy bajo intensa presión) surgió del fuerte deseo de nuestros antecesores, tras la Segunda Guerra Mundial, de minimizar el riesgo de políticas nacionales de “empobrecer al vecino” como las que en los años treinta obstaculizaron el crecimiento, la prosperidad y la estabilidad mundial.
WASHINGTON, DC – El ascenso de movimientos políticos antiglobalización y la amenaza del proteccionismo comercial han llevado a algunos a preguntarse si la economía mundial no necesita una base multilateral más sólida que permita reducir el riesgo de fragmentación. No hay que olvidar que el esquema actual (hoy bajo intensa presión) surgió del fuerte deseo de nuestros antecesores, tras la Segunda Guerra Mundial, de minimizar el riesgo de políticas nacionales de “empobrecer al vecino” como las que en los años treinta obstaculizaron el crecimiento, la prosperidad y la estabilidad mundial.