NUEVA YORK –Desde que a mediados de 2009 hubo una recuperación respecto del desplome del período 2008-2009 –y, en particular, a raíz de la revelación de los problemas en gran escala de deuda pública en Grecia, Irlanda y otros países de Europa–, la mayoría de los gobiernos del G-7 han invertido sus anteriores posiciones de lucha contra la recesión. Con la importante excepción de los Estados Unidos, los dirigentes del G-7 han estado apremiando desde mediados de 2010 en pro de una urgente consolidación fiscal, con lo que han contrarrestado en realidad sus anteriores medidas pro recuperación, e instando a la adopción de medidas de austeridad para equilibrar sus presupuestos, pese a la debilidad, irregularidad e incertidumbre de la recuperación económica.
NUEVA YORK –Desde que a mediados de 2009 hubo una recuperación respecto del desplome del período 2008-2009 –y, en particular, a raíz de la revelación de los problemas en gran escala de deuda pública en Grecia, Irlanda y otros países de Europa–, la mayoría de los gobiernos del G-7 han invertido sus anteriores posiciones de lucha contra la recesión. Con la importante excepción de los Estados Unidos, los dirigentes del G-7 han estado apremiando desde mediados de 2010 en pro de una urgente consolidación fiscal, con lo que han contrarrestado en realidad sus anteriores medidas pro recuperación, e instando a la adopción de medidas de austeridad para equilibrar sus presupuestos, pese a la debilidad, irregularidad e incertidumbre de la recuperación económica.