BERLÍN – Las relaciones entre Europa y Turquía exhiben hace tiempo una profunda contradicción. La cooperación en materia de seguridad (especialmente durante la Guerra Fría) y los vínculos económicos han sido fuertes, pero las bases esenciales de la democracia (derechos humanos, libertad de prensa, respeto de las minorías y un sistema judicial independiente para velar por el cumplimiento de las leyes) siguen siendo débiles en Turquía. También la historia ha sido fuente de división, como atestigua la disputa sobre el reconocimiento del genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial.
BERLÍN – Las relaciones entre Europa y Turquía exhiben hace tiempo una profunda contradicción. La cooperación en materia de seguridad (especialmente durante la Guerra Fría) y los vínculos económicos han sido fuertes, pero las bases esenciales de la democracia (derechos humanos, libertad de prensa, respeto de las minorías y un sistema judicial independiente para velar por el cumplimiento de las leyes) siguen siendo débiles en Turquía. También la historia ha sido fuente de división, como atestigua la disputa sobre el reconocimiento del genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial.