NUEVA YORK – Antes de los ataques terroristas de noviembre en París, organizar una manifestación en una plaza pública de esa ciudad era legal. Ahora no lo es. En Uganda, aunque los ciudadanos que hacían campaña contra la corrupción o a favor de los derechos de los homosexuales se enfrentaran a la hostilidad pública, no se enfrentaban a la cárcel por manifestar. Pero según una nueva ley, temible por lo imprecisa, ahora sí. Hace poco en Egipto, el gobierno allanó y cerró importantes instituciones culturales (una galería de arte, un teatro y una editorial) que en otros tiempos eran lugar de reunión de artistas y activistas.
NUEVA YORK – Antes de los ataques terroristas de noviembre en París, organizar una manifestación en una plaza pública de esa ciudad era legal. Ahora no lo es. En Uganda, aunque los ciudadanos que hacían campaña contra la corrupción o a favor de los derechos de los homosexuales se enfrentaran a la hostilidad pública, no se enfrentaban a la cárcel por manifestar. Pero según una nueva ley, temible por lo imprecisa, ahora sí. Hace poco en Egipto, el gobierno allanó y cerró importantes instituciones culturales (una galería de arte, un teatro y una editorial) que en otros tiempos eran lugar de reunión de artistas y activistas.