CAMBRIDGE – Una vieja broma sobre compensaciones tramposas pide que imaginemos que nuestro peor enemigo se cae al vacío desde un precipicio al volante de nuestro auto flamante. ¿Nos haría feliz la muerte de nuestro enemigo o nos pondría triste la destrucción del auto?
CAMBRIDGE – Una vieja broma sobre compensaciones tramposas pide que imaginemos que nuestro peor enemigo se cae al vacío desde un precipicio al volante de nuestro auto flamante. ¿Nos haría feliz la muerte de nuestro enemigo o nos pondría triste la destrucción del auto?