VARSOVIA – Polonia se ha convertido en el último campo de batalla europeo en una contienda entre dos modelos de democracia –liberal y antiliberal-. La abrumadora victoria electoral en octubre del partido de extrema derecha Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczyński ha derivado en algo más parecido a un cambio de régimen que a una entrega habitual del poder entre gobiernos elegidos democráticamente. La nueva administración de la primera ministra Beata Szydło ha purgado a la burocracia gubernamental (incluidas la radio y la televisión públicas), ha llenado la Corte Constitucional de simpatizantes y ha debilitado la capacidad de la Corte para derogar leyes.
VARSOVIA – Polonia se ha convertido en el último campo de batalla europeo en una contienda entre dos modelos de democracia –liberal y antiliberal-. La abrumadora victoria electoral en octubre del partido de extrema derecha Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczyński ha derivado en algo más parecido a un cambio de régimen que a una entrega habitual del poder entre gobiernos elegidos democráticamente. La nueva administración de la primera ministra Beata Szydło ha purgado a la burocracia gubernamental (incluidas la radio y la televisión públicas), ha llenado la Corte Constitucional de simpatizantes y ha debilitado la capacidad de la Corte para derogar leyes.