BUDAPEST – Después de la caída del comunismo, muchos en Europa central y oriental esperábamos que la región emprendiera decididamente el camino hacia la democracia liberal, y que cualquier obstáculo que apareciera sería superable. Pero en muchos países excomunistas, viejos sistemas de clientelismo y corrupción han sobrevivido, adoptando nuevas formas. Lo que imaginamos como una fase de transición se ha convertido en un estado de cosas permanente.
BUDAPEST – Después de la caída del comunismo, muchos en Europa central y oriental esperábamos que la región emprendiera decididamente el camino hacia la democracia liberal, y que cualquier obstáculo que apareciera sería superable. Pero en muchos países excomunistas, viejos sistemas de clientelismo y corrupción han sobrevivido, adoptando nuevas formas. Lo que imaginamos como una fase de transición se ha convertido en un estado de cosas permanente.